Lo sé, en ocasiones peco de ingenuo, pero es que hay momentos en los que la ingenuidad es la única aliada para denunciar situaciones que nunca deberían suceder, pero que son tan habituales que la ciudadanía las acepta como normales. Lamentablemente las campañas electorales son un periodo en el que se pisotean sin rubor valores y conceptos básicos, pero ya saben, para algunos el fin justifica los medios. La falta de rigor, coherencia y respeto a la verdad son los ingredientes del menú tan poco saludable, democráticamente hablando, que nos dan de comer.
Uno de los alimentos de dicho menú son las encuestas, que según la RAE son un conjunto de preguntas tipificadas dirigidas a una muestra representativa de grupos sociales, para averiguar estados de opinión o conocer otras cuestiones que les afectan. Ya están tardando sus académicos en actualizar dicha definición y cambiar el verbo ‘averiguar’ por ‘manipular’.
No se equivoquen, no me estoy refiriendo concretamente al CIS, que también podría, pero no es el invitado de hoy. Pero cuidado, no se lleven a equívocos, lo que está pasando con el CIS y con otros organismos públicos no entiende de siglas ni de ideologías. Así que, por favor, no se me ponga nadie estupendo con el discursito típico de ellos sí que lo hacen, pero nosotros no. La hemeroteca está ahí por si alguien quiere enfrentarse a la realidad. No me cansaré de decirlo, organismos como, por ejemplo, el CIS o los medios de comunicación públicos están para servir al Estado, no al Gobierno de turno.
Pero volvamos a las encuestas y a su utilización muy alejada del rigor y neutralidad por parte de algunos medios de comunicación, con la complicidad de las empresas que se dedican a realizarlas. Entiendo que haya ciertas variaciones entre unas encuestas y otras, ya que existen diversos factores que pueden influir en el resultado final. Pero es curioso, por decirlo finamente, que cuando hay ciertas distorsiones un poco llamativas coincide que el partido político beneficiado es el más cercano a la línea editorial del medio. Causalidad ¿no? Ante este hecho hay dos opciones. La empresa que hace la encuesta la diseña de tal manera que los resultados obtenidos coincidan con las preferencias políticas del medio y de su audiencia o es el propio medio el que pide unos resultados que según su criterio son los que le interesan. Tanto una como otra opción son inadmisibles y son un claro ejemplo de falta de profesionalidad. Una vez más insisto en que no pasa nada porque los medios tengan una línea editorial, pero ésta nunca debe servir de excusa para mentir.
Encuestas a medida
15/07/2023
Actualizado a
15/07/2023
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