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Para eso estudias

26/03/2024
 Actualizado a 26/03/2024
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Antes de que se impusieran los estudios complementarios para abarcar varias materias de diferente contenido en una misma carrera, ya había padres que lo avisparon o, ellos así lo entendieron y exigieron a sus hijos después de haberles mandado a estudiar una carrera fuera del lugar de nacimiento. Esto me viene a la memoria de cuando, estando tomando café mañanero en el ‘Bar Cantábrico’, regentado por el amigo que ya no se encuentra en este mundo, José María, ahora sustituido por el establecimiento ‘La Antigua’ donde se degustan, junto con el mencionado café, unos extraordinarios churros, cuando se nos acercó un amigo magistrado de trabajo, persona muy conocida en el mundo laboral, y portador de un carácter afable con un gran sentido de la ironía, el cual, al escuchar sobre lo que estábamos hablando, que versaba sobre los estudios de los hijos, nos contó lo que a él le había pasado en los años en que estaba cursando los estudios de la carrera de Derecho.

Eran tiempos en los que no estudiaba cualquiera, sobre todo carreras superiores, unas veces porque si los estudios se tenían que realizar fuera de la provincia no todas las familias económicamente lo podían soportar, y otras porque la cabeza del estudiante, en esas edades, estaba más a otras cosas que al esfuerzo que suponía renunciar a salir con los amigos para, como vulgarmente se decía, quedarte en casa clavando los codos sobre los libros y que el día de mañana fueras un hombre de provecho. Dicho así parecía que ibas a servir de alimento a alguien.

La anécdota que el citado magistrado nos contó, tuvo lugar en unas vacaciones estando en casa de sus padres en el pueblo de origen, cuando su madre se puso enferma sin saber cual era el mal que la aquejaba y, mientras llamaron al médico, el padre se dirigió a su hijo para que mirara a su madre con el fin de ver que era lo que podía tener. Ante tal situación originada por la orden emanada del progenitor al hijo, este le dijo: Padre, yo no puedo saber lo que le pasa a mi madre toda vez que lo que estoy estudiando es Derecho, y eso nada tiene que ver con la medicina, a lo que mencionado padre, entre preocupado y malhumorado por la situación le contestó: a mi no me pongas disculpas que nosotros te mandamos a estudiar a la Universidad y por eso tienes que conocer lo que le pasa a tu madre.

La anécdota en cuestión, y narrada por el protagonista, a nadie nos dejó indiferente.

 

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