01/03/2025
 Actualizado a 01/03/2025
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Hace casi un siglo, el editor y crítico americano George Jean Nathan decía: «Los malos gobernantes son elegidos por los buenos ciudadanos que no votan». Me pregunto si esta sensación de lejanía e incomprensión que siente la población es una sensación endémica que persiste en nuestra sociedad desde que la política se inventara.

Pero a pesar del descontento histórico, creo que si George levantara la cabeza y observase los actuales dirigentes del mundo fliparía en colores. Hasta aceptaría de buen grado a sus coetáneos y concluiría que es mejor no tentar a la suerte.

Siempre ha habido buenos y malos gobernantes, pero los actuales, además de crueles y corruptos, en general son raros, ¿no les parece? No convencen, demasiado frikis.

¿Cómo nos va a gustar Trump? Un presidente con la sensibilidad de un embudo, con sus andares de elefante cacharrero arrasando con todo, a nadie más se le ocurriría montar un ‘resort’ en Gaza, hay que ser un monstruo para eso. ¿Y qué me dicen de Milei? Ambos bien podrían ser extraterrestres con peluquín a bordo de una aeronave futurista. Putin, Maduro, qué miedo dan, torturadores tiranos que parecen habitar sus propios universos.

En España no nos quedamos atrás. A Sánchez se le va cayendo la careta, es como si el maquillaje ya no diera abasto para tapar tanta corrupción y tanta mentira. Mazón parece el bufón de la corte y así todos, hasta tal punto es deprimente que si mañana hubiese elecciones, quien escribe esta columna votaría su propia lista llena de nombres que no se presentarían a los comicios porque representan a personas honradas. 

Todos mienten, mires a donde mires. No espero nada ni del PSOE ni del PP. Si no ayudaron a Valencia cuando los necesitaba como para preocuparse de lo demás. Dicen que la IA terminará con muchos trabajos actuales. No me gustan los robots, pero para lo que hay, por mí, que los sustituyan. Nos sale más a cuenta, comen menos gambas.
 

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