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Europa, crisis y oportunidad

01/03/2025
 Actualizado a 01/03/2025
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Las crisis son momentos de sufrimiento, pero también de oportunidades. En este tipo de situaciones es donde se ve la pasta de la que están hechas las personas que deben tomar las decisiones. Por esta razón, dentro del drama que tenemos en Europa a costa del nuevo inquilino de la Casa Blanca, examino con interés si tendremos capacidad de reacción para esquivar los golpes del desaforado Trump y si vamos a ser capaces de contraatacar.

La relación entre Europa y EE UU en las últimas décadas no puede definirse como un amor verdadero e incondicional, pero sí es cierto que ha perdurado en el tiempo a pesar de los cambios políticos, sociales y económicos experimentados en ambos territorios. A ambos lados del Atlántico se entendía que lo más beneficioso era ser aliados, pero parece que eso puede cambiar y si bien no convertirnos en enemigos, sí pasar a ser competidores. 

El ‘America First’ de la primera legislatura de Trump parece un juego de niños comparado con los aldabonazos que un día sí y otro también lanza ahora contra vecinos y otrora aliados. Podemos quejarnos de sus ataques injustificados, pero eran en alguna medida previsibles. Lo que sí me atrevería a decir que es una incógnita, es la respuesta que dará Europa ante el desafío que tiene ante sí.

No hay algo más que una a diferentes grupos sociales o países que encontrar un enemigo común y Trump está consiguiendo a pulso que veamos a EE UU como un rival. El problema es que romper de cuajo la relación con un país como EE UU da vértigo y más teniendo en cuenta el ínfimo nivel de la clase política europea, carente de estrategas y líderes carismáticos que sean capaces de canalizar el miedo y descontento actual hacia una política exterior que sitúe a Europa donde debería estar. 

No soy muy optimista con la reacción que vamos a adoptar desde suelo europeo. Ojalá me equivoque, pero veo complicado que, si dentro de los propios países que conformamos Europa hay falta de cohesión y la búsqueda del interés general es una quimera, seamos capaces de superar estas debilidades que se multiplican exponencialmente cuando hablamos ya no de política interna de cada país, sino de la política europea. Un claro ejemplo lo tenemos hoy en día con la falta de acuerdo en lo que tiene que ver con nuestra posición en la Otan y la búsqueda de una mayor autonomía en defensa. 

Nadie sabe hasta cuánto será capaz de tensionar Donald Trump la relación de EE UU con Europa, pero lo que es evidente es que la Historia nos está observando y según lo que hagamos o dejemos de hacer reflejará en sus libros si supimos dar una respuesta satisfactoria al desafío que tenemos ante nosotros.

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