07/05/2024
 Actualizado a 07/05/2024
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Más de uno se preguntará por qué muchas veces escribimos sobre política. Sencillamente porque se trata de un tema muy importante y motivo de gran preocupación. Aunque una mayoría de españoles parezca no enterarse, es mucha la gente sensata y bien formada e informada que ve con mucha inquietud el presente y el futuro de España. Mi opinión es una más de tantas como advierten del peligro de derivar en una dictadura bolivariana. No se trata de criminalizar al PSOE, sino a alguien con vocación de autócrata que está ninguneando y destruyendo su propio partido. Parece, pues, justo y legítimo que muchos pongan sus esperanzas en el líder de la oposición, aunque cada vez parece más difícil que deje de ser oposición. En la Divina Comedia aparece un letrero en las puertas del infierno que dice a quien entra en él: «Perded toda esperanza». ¿Será este el caso?

Feijóo es una persona sensata y equilibrada, no es un psicópata ni narcisista, es un excelente parlamentario, y tiene pinta de buen gestor. Pero estas fortalezas no excluyen ciertas debilidades. No creo que llegue a leer estas reflexiones y, si las leyera, no tengo seguro de que me hiciera caso, pero creo que tengo bastante razón y por eso me atrevo a decir estas cosas.

Aunque ganó las pasadas elecciones, no ha podido llegar a gobernar por un escaso margen de diputados. Eso lo podría haber evitado con una pequeña dosis de humildad y realismo, reconociendo que necesitaría la ayuda de la mal llamada ultraderecha, no cayendo en la trampa de demonizar a un partido como Vox, constitucionalista, compuesto por muchos desencantados del Partido Popular, aunque dentro de él pueda haber algunos extremistas. Otro pecado fue renunciar al segundo debate. Si en el primero dejó K.O. a Sánchez, en el segundo le brindó la oportunidad de crecerse, dejando sola a una persona tan valiosa como Espinosa de los Monteros por miedo a contaminarse con él. Sin duda Feijóo cayó en la trampa que le tendieron sus adversarios.

Otro gran error del Partido Popular, y en este caso de su líder, ha sido el de querer aparecer como progresista, olvidando que el progresismo es algo peyorativo, pues no es sinónimo de progreso. Así, por ejemplo, Feijóo perderá cientos de miles de votos mientras defienda el aborto, aunque sea en las primeras semanas. La vida humana, incluida la de su hijo, es sagrada desde el mismo instante de la concepción. Créame que le deseo éxito para poder frenar esta deriva suicida. Pero cuídese de no caer en los mismos errores de antaño.

 

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