09/03/2025
 Actualizado a 09/03/2025
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Existe un amplio catálogo de frases cuñadianas relacionadas con el feminismo y casi todas incorporan un ‘pero’, sea gramatical o elíptico. Un compendio de todas ellas se ha convertido en el eslogan del PP este 8M: ‘feminismo pero de verdad’. El feminismo pero. Suena a no soy racista pero, etc. Uno ya no sabe si el publicista del PP es un topo o un primo de Feijóo después de sus éxitos con los vídeos de IA y otros inventos similares fruto, supongo, de la desesperación. De todas formas, el Partido Popular es muy del pero. Quizás sus siglas lo estén pidiendo: PPP, Partido Popular Pero. Se vota subir pensiones o salario mínimo y sí, pero. Se votaba el divorcio o el aborto y... no, pero. 

El feminismo no tiene peros, sin embargos o preposiciones añadidas. Sí o no. Se está a favor de la igualdad entre hombres y mujeres o se es un discriminador, de facto o de idea, hacia más de la mitad del género humano. Sencillo. Y lo parecía ya hace sesenta años, hace un siglo y medio, cuando arreciaron las luchas por esos derechos. Y parece mentira que hoy, en 2025, haya que volver a discutir lo mismo una y otra vez, como hay que discutir de nuevo tantas obviedades que una derecha radical e integrista pretende cuestionar como quien cuestiona la dignidad humana en general. Una derecha civilizada debería saber que si le ponen peros, empieza el problema.

Malos tiempos para las mujeres, una vez más, otra vez más. En previsión de una futura guerra que ya nadie ve como absurda en Europa, algunos gobiernos europeos empiezan a programar entrenamientos militares «para los varones» en edad de combatir. Los varones. En su excelente libro sobre la arqueología de las guerras, González Ruibal comenta a menudo cómo las mujeres (y los niños) son las víctimas y botines de guerra más dramáticos y sus actores más desatendidos. Y también describe cómo, en la prehistoria, el surgimiento de la guerra como actividad social organizada coincide en buena medida con el apartamiento de la mujer como sujeto protagonista de la historia. Quizás no por casualidad los vientos bélicos que agitan el mundo estos últimos años coinciden con un ataque al movimiento feminista, a veces indisimulado y otras veces con los peros que quieran inventarse. 

Las fotos de los nuevos gabinetes y mandatarios protagonistas de titulares y noticias no suelen retratar más que alguna que otra mujer en un grupo muy masculino donde todos parecen empeñados en demostrar quién es más macho, sea exhibiendo una motosierra o en aquellos calendarios rusos con un Putin semidesnudo y supuestamente hercúleo que daban vergüenza ajena. Cuando algunos vemos y entrevemos el futuro que anuncian, lógico es pensar en lo bien que vendría un pero. Uno que fuera mujer.

 

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