12/01/2025
 Actualizado a 12/01/2025
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«Sophie Rain es la nueva Mia Khalifa. Es la mujer viva más buenorra del mundo». Y luego un emoji de un águila calva, unas fotos cochinas de la susodicha y unos links. Las personas a las que hace referencia el mensaje son, para los no entendidos en la materia, dos actrices pornográficas estadounidenses: la primera, más joven y centrada en el negocio de Onlyfans; la segunda, de origen libanés, ya retirada y conocida por su breve carrera –en la que se especializó en interpretar a musulmanas (su familia es cristiana maronita)– y por apoyar el ataque terrorista yihadista de Hamás el 7 de octubre de 2023.

El mensaje en cuestión no difiere mucho de la mayoría del contenido que prueba la red social antes conocida como Twitter. La clave está en su autoría: apareció el pasado día 9 en el perfil de María Luisa Balaguer, magistrada del Tribunal Constitucional que forma parte de la mayoría izquierdista del órgano.

Balaguer es conocida (aquí todo el mundo es conocido por algo) por sus declaraciones públicas, en las que, entre otras cosas, defiende que «es necesario superar la ley» (a cuenta de la amnistía a los implicados en el ‘procés’ independentista de Cataluña), asegura que las sentencias de los tribunales suelen «reflejar posiciones que recuerdan a la moral católica» o proclama: «Yo soy de izquierdas, pero no como Joaquín Sabina».

Es verdad que la Constitución de 1978 no atraviesa su mejor momento de aceptación, respeto y cumplimiento, y hay quien limita su uso a la celulosa en actividades de higiene íntima. Es igualmente cierto que sobre los altos funcionarios del Estado flotan nubes de sospecha y cuestionamiento de su laboriosidad, efectividad y competencia. Aun aceptando esto, hay que presuponer a los garantes del orden constitucional un cierto celo en asuntos de seguridad, o al menos una mínima destreza para moverse por el entorno digital. El hecho de que el perfil de la citada magistrada del Constitucional parezca ahora mismo una publicidad de Pornhub se debe, efectivamente, a un hackeo. La cuestión es dirimir cómo se produjo: ¿Acaso su contraseña es su fecha de nacimiento o la serie 1234? ¿Tal vez pinchó en un link cualquiera de Facebook?
No es el único caso. Argelia Queralt, vocal del Consejo General del Poder Judicial desde el acuerdo del PP para renovarlo (e hija del senador independentista catalán Joan Queralt) publicó en su muy activa cuenta del actual X una serie de desconcertantes mensajes durante la pandemia. Entre ellos, destacaba una pregunta sobre si había que echarse gel hidroalcohólico en los pies. Ante la mofa y befa resultante, borró los mensajes y dijo que habría sufrido un hackeo. ¿Quién protege, oh, a los protectores del Estado de Derecho?

 

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