27/09/2023
 Actualizado a 27/09/2023
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Si hace, pongamos, un cuarto de siglo, alguien nos llega a decir que sería habitual pagar con el móvil en el restaurante –claro que, aún antes, tendríamos que haber sabido que prácticamente todos llevaríamos un móvil encima–, que podríamos hacer una transferencia que teníamos pendiente en apenas un par de minutos mientras tomábamos café o, simplemente, que podríamos sacarnos una foto unos cuantos amigos en las fiestas del pueblo y enviársela en ese preciso momento a otros, no sé tú, pero yo hubiera pensado que me estaba tomando el pelo…

Por aquel entonces, a finales del siglo pasado, internet comenzaba a generalizarse… Todavía no se me ha olvidado el inconfundible ruidín que hacía el módem, el primer correo electrónico que tuve –en ‘Latinmail’– o –si no al mismo tiempo, poco después– el Messenger o el IRC, en donde, dicho sea de paso, pasé no pocas horas… Qué tiempos aquellos…

Y es también en esta época cuando aparece ‘Google’, el buscador que no tardaría en convertirse en el más utilizado –yo antes usaba AltaVista–, y que tantas veces nos ha solucionado la papeleta –aunque sea con cierta presunción, ya sabes…: aproximadamente no sé cuántos millones de resultados en unas décimas de segundo–; incluso hay quien, directamente, lo ‘eleva a los altares’: ¿nunca has oído eso de «‘San’ Google lo ‘sabe’ todo»? En todo caso, ‘sabe’ mucho, sí; pero todo todo… tampoco.

Allá por 1996, dos informáticos estudiantes de postgrado en la universidad estadounidense de Stanford –Larry Page y Serguéi Brin–, comenzaron a desarrollar un buscador, que denominaron ‘BackRub’ pero que, al año siguiente, cambiaron por ‘Google’. Por si no lo sabes, el nombre tiene que ver con el número ‘gúgol’ –‘googol’ en inglés–, esto es, diez elevado a cien –o, lo que es lo mismo, un uno seguido de cien ceros–, por la gran cantidad de información que se podría obtener al usarlo. Fue lanzado el 27 de septiembre de 1998 –hoy se cumplen veinticinco años–, y ya ves cómo le va…

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