12/12/2023
 Actualizado a 12/12/2023
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Hace ya años, cuando me hallaba recogiendo las ‘Leyendas de tradición oral en la provincia de León’ (2011) y había de realizar un trabajo de campo, visitando y peinando todas las áreas de la provincia, una tarde de octubre, húmeda y suave, me acerqué hasta Los Barrios de Gordón y allí di con un hombre cordial y conocedor de su tierra: Felipe Argüello Sabugal, que me contaría no pocas leyendas, recogidas en el libro.


Felipe fallecería. De la mano de la profesora Loly Castañón, tan buena amiga mía, conocería al hijo de Felipe, José Antonio, quien me proporcionaría unas fotografías de su padre, y a Santiago Sabugal, ingeniero industrial y con importantes cargos en térmicas, pero, para mí, sobre todo, un hombre lector, en contacto con las humanidades y de una curiosidad enorme, pues me envía recogidas del léxico de las tierras de Gordón (que titula ‘palabreros’) y reflexiones sobre materias que domina, como la ciencia, la física cuántica y otras cosas por el estilo.


Y todos están emparentados humana y familiarmente. Y, leyendo los ‘palabreros’ que Santiago Sabugal me envía, advierto cómo la provincia de León es una de las que mejor tiene estudiados los suyos.


Las hablas leonesas están muy bien recogidas y analizadas, a raíz, sobre todo, del método filológico-etnográfico que, en Alemania, crearan Fritz Krüger y otros lingüistas. Las de Babia y Laciana, las publicaría Guzmán Álvarez, un humanista al que habría que reivindicar más. Concha Casado, la de La Cabrera Alta. Santiago Alonso Garrote, la de Maragatería y Tierra de Astorga. Nuestro primo Millán Urdiales, la de Villacidayo. Y varias más.


De ahí que no sea extraño que Santiago Sabugal, como actitud de vinculación con su tierra originaria, de la que lleva casi toda la vida ausente, aunque vuelva a ella con periodicidad, esté empeñado en recoger su ‘palabrero’.


Pero hay más gordoneses que han hecho no poco por su tierra. Ahora nos surge la figura del clérigo Francisco Escobar García, autor de una obra titulada ‘Apuntes para la historia del municipio de Gordón’, publicada en 1962 y que es un modelo de publicación etnográfica comarcal, que sería recomendable editar, por lo bien que documenta esta área leonesa.


Y más gordoneses nos acuden ahora a la memoria; gordoneses a los que hemos tenido la fortuna de conocer y cuya labor, cada uno en su campo, ha sido my beneficiosa para la sociedad.


Uno de ellos el canónigo Antonio Trobajo, que ya nos dejó en los días de la pandemia; un sacerdote con importantes responsabilidades diocesanas, discreto, abierto y ecuánime, al que también habría de reivindicarse. Y Pío Cimadevilla, bibliotecario competentísimo, que, dentro del equipo de dirección de la Biblioteca Pública de León, presidido por Alfredo Díez Escobar, ha desarrollado una tarea de modernizarla y convertirla en ese foco cultural y dinámico que es hoy.


Gordoneses. Qué fortuna haber dado con ese racimo humano de gentes que han iluminado todos estos años nuestra estancia en León…

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