Greta y Moby

Moby- Dick apareció agonizando en aguas del Pacífico, nada se pudo hacer para salvarlo, en su estómago aparecieron más de cuarenta kilos de plástico, no es un caso aislado, seguro que se encontrarán más Moby-Dick, si no ponemos remedio y no conseguimos reaccionar. Los mares ya no son azules turquesas ni verdes claros, son mares de plástico como campos de Almería, que nos inunda, nos aísla, nos destruye, somos cómplices y nada hacemos para evitarlo.

Greta Thunberg se ha convertido en una de las voces contra el cambio climático, su decisión de no asistir y cambiar la clase de los viernes por una sentada ante el parlamento sueco ha recorrido el mundo como una marea bajo la etiqueta ‘huelga por el clima’. Greta llora en el sepelio de la ballena, de rabia se muerde los labios asistiendo como los adultos dañan el planeta, con un modelo productivo y de consumo feroz, que lo único que consigue es un calentamiento global, las consecuencias describen una amenaza más que real para toda la humanidad. Los daños serán irreversibles para nuestro medio ambiente. De manera urgente, tenemos que parar la destrucción de nuestro asteroide, nuestra clase política tiene que comprometerse con una transición energética justa, que mejore la calidad del aire, con una economía baja en carbono y que sea el tránsito para la creación de empleo de calidad y sostenible con nuestro entorno.

Los partidos políticos juegan a la mentira, al engaño, a la difamación a diario, nadie quiere decir la verdad, la mentira coexiste de una manera indecente, nosotras y nosotros tragamos, bajo el epígrafe de que una mentira repetida se convierte en una verdad absoluta. Dice Greta «no son lo suficientemente maduros como para contar las cosas como son…nuestra civilización está siendo sacrificada por la oportunidad de que un número muy pequeño de personas continúe haciendo enormes cantidades de dinero».

El verde ecológico debe convivir con nosotros, para que el marrón cloaca salga al exterior y desaparezca.