27/02/2018
 Actualizado a 14/09/2019
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Cae la tarde bajo una pelona que rasca el cogote, recias las miradas se agolpan para gritar «somos mayores pero no sumisos», vuelven rabiosos con la indignación a flor de piel, vuelven a tomar las calles, para pedir un respeto a toda una vida de trabajo y sacrificio, para poder respirar tranquilos los años que les quedan por vivir, con una pensión digna, con una atención a la dependencia, con unos servicios sociales eficientes y con una sanidad pública y eficaz. Qué envidia que nuestros mayores cansados de luchar por ellos y por nosotros, vuelvan a llenar las plazas para exigir a un Gobierno un reparto más justo de la riqueza, ¿dónde se esconden las y los jóvenes?, ¿acaso no va con ellos tanta indignación?, ¿qué va a ser de su futura pensión, sin un trabajo decente, sin salarios dignos, que apenas cotizan para lograr tan ansiada jubilación?

Cuando las políticas de un gobierno de corte neoliberal, toman la decisión de desmantelar los servicios sociales y servirlos en bandeja al criterio sin escrúpulos en manos de empresas privadas, con el único argumento de meter el miedo, lanzando como idea que no hay dinero para sufragar tanto gasto, que lo que se debe hacer es fomentar el ahorro a base de sacrificio con una pensión mediocre o un salario indecente; tan listos que se han pasado de frenada al no valorar en su justa medida que su estrategia es el fracaso de su política más reaccionaria. Se ha puesto nervioso M.Rajoy, al ver que nuestros mayores se vuelven a rebelar como ya lo hicieron cuando eran jóvenes. Y esto acaba de empezar, ya están convocadas concentraciones para el día 1 y 15 de marzo a las 12 horas enfrente del Instituto de la Seguridad Social en la calle Padre Isla, y la plataforma de pensionistas saldrán el día 8 de marzo en la manifestación por la igualdad y el feminismo. Sí, se ha puesto nervioso M.Rajoy porque ve que no tiene garantizado el voto que creía tener controlado, el voto de la ‘güela’ y el ‘güelu’.
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