Guzmán

Allá por el año 1292, el rey Sancho IV de Castilla conquistó el punto más al sur de la península ibérica, Tarifa, a los benimerines que, en el verano de 1294, tratarían de recuperarla aliados con el infante don Juan, hermano del rey castellano –que será, por cierto, coronado rey de León en 1296– y los nazaríes.

Gobernaba entonces Tarifa Alonso Pérez de Guzmán, cuyo hijo Pedro había sido apresado por el bando enemigo, que le exigía la entrega de la plaza a cambio de no darle muerte. Lejos de ceder al chantaje, Guzmán –que será conocido como ‘El Bueno’– les lanzó su propia daga para que consumaran su amenaza, pues nunca rendiría Tarifa. Y, así, salvó la plaza… pero no la vida de su hijo.

Era Guzmán, atendiendo a la tradición historiográfica, leonés de nacimiento, aunque, en general, es bastante desconocido entre sus paisanos. Para contribuir a poner remedio, especialmente entre los más pequeños, La Nueva Crónica –de la mano de Ángel Suárez Corrons y de Lolo– ha publicado hace un par de meses el libro ‘Guzmán el aventurero’. Si todavía no lo tienes, aún estás a tiempo…

Se acaban de cumplir 725 años de la llamada ‘Gesta de Tarifa’, que en León recuerda la emblemática plaza, fuente incluida, de Guzmán. La estatua, realizada en bronce por Aniceto Marinas –el pedestal, de piedra, se debe a Gabriel Abreu– se aprobó construir en 1894, en el sexto centenario de la ‘Gesta’, aunque no llegó a la capital hasta noviembre de 1899. Y, tras unos meses tapada con sacos de arpillera –no era del gusto de muchos leoneses–, fue finalmente inaugurada el 15 de julio de 1900… a las cinco de la madrugada.

La escultura, que representa el momento en que Guzmán arroja su daga –y a la que los leoneses, por la dirección a la que apunta, hemos atribuido aquello de ‘si no te gusta León, ahí tienes la estación’–, ha sido restaurada este mismo año, en acción conjunta con la fuente de Neptuno del parque de san Francisco, de la que hablábamos a comienzos de año. Hay que ver cómo pasa el tiempo, ¿eh?