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Habas contadas

02/07/2023
 Actualizado a 02/07/2023
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En cinco días habrá alcalde en León. O nuevo o renovado. Aunque todo apunta a que continúe al frente de la Casa Consistorial el ahora regidor en funciones. Porque si bien fue el más votado en las recientes municipales –y eso es un plus en principio–, tampoco supone un marchamo de garantía para coger el mando en la mañana de los sanfermines. El viernes, en principio, se sustanciará el nombramiento en el salón de Plenos de San Marcelo, con el permiso de la Unión del Pueblo Leonés. Es lo previsto, salvo regates de parte ante los tribunales.

En este sentido hay veces que las apariencias engañan. Y que no todo el monte es orégano. Los leonesistas lo saben. O al menos la cúpula dirigente. Cualquier decisión que tomen va a ser polémica. Cada uno de los muchos votantes que les han respaldado el pasado 28 de mayo tiene una idea diferente en cuanto a las alianzas. Y las generales del 23-J podrían pesar como una losa si no se da gusto a la mayoría. Algo muy complicado. En la UPL, aparte del propio furor regionalista, subyacen diversas ideologías.

Desde hace unas semanas son conocedores de que José Antonio Diez no va a entregar la cuchara. Y es natural. Total, que o pactan y gobiernan con los socialistas o no hay nada que hacer. Habas contadas. Por el contrario firmar con el PP es una decisión arriesgadísima. Margarita Torre –que no será alcaldesa por mucho que lo ensueñe– representa, hoy, todo lo contrario a lo que ellos aspiran: la autonomía leonesa. Y porque el Partido Popular, además, nunca ha estado por la labor de la decimoctava comunidad. Ni estará. Como el PSOE. Que no así el alcalde Diez, enfrentado a su matriz por abogar a favor. Por abogar y mojarse. Que una cosa es predicar y otra dar trigo y Diez ha cumplido con creces las dos premisas.

No obstante, la UPL tiene otra alternativa. Quedarse en la oposición y hacer bailar al son que marque al resto de los ediles, por muy pegados que estén a la silla. La presencia de Vox no va más allá de lo testimonial. En román paladino, podrían inclinar el fiel de la balanza en función de sus intereses y ser los amos del salón. Es una posibilidad flotante, pero admisible. El riesgo, la reacción del electorado dentro de cuatro años.

En la inteligencia de que Diez no se va a doblegar y el PP (de Valladolid) no permitiría que Torre, con sus votos, diera el mando a los leonesistas por las consecuencias que, a corto plazo, acarrearía a los populares, lo más evidente es que se entendieran con el alcalde en funciones y cogobernaran el Ayuntamiento. Y eso sí, nunca como en el cuatrienio 2007-2011 –en la época de Paco Fernández como regidor mayor– que no supieron rentabilizar. Ahora toca elevar la apuesta y hacerlo a conciencia. Si le ‘encaja’ a Sendino.
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