¿Hablando se entiende la gente?

Unos 250000 alumnos de toda España se enfrentaron la pasada semana a las pruebas de la Ebau, que no estuvieron exentas de polémica.

Por ejemplo, la dureza del examen de química en Asturias o el de lengua castellana en el País Vasco con su texto sobre ‘pijos o cayetanos’. Además, en cada autonomía las pruebas y el sistema de corrección son diferentes. Tiene lógica concluir que los jóvenes no gozan de igualdad a la hora de superar este trámite decisivo para acceder a la universidad, lo que no es justo.

Por otra parte, recientemente se ha conocido el resultado de un informe sobre comprensión lectora de los pequeños. En España ha descendido en siete puntos.

He escuchado a varios padres cuestionándose acerca de los conocimientos que sus hijos adquieren en el colegio. Y con razón, la educación es el cimiento del futuro.

Las cambiantes leyes de educación a menudo crean un ambiente de confusión entre profesores y escolares.

Pero no es este el único ámbito gobernado por el desconcierto. A las noticias diarias me remito. Y a situaciones cotidianas que todos hemos presenciado.

Un alto porcentaje de los conflictos que se generan, se deben a simples malentendidos. Por tanto podrían solucionarse con un diálogo en el que ambas partes tengan oportunidad de expresarse, sin querer a toda costa quedar por encima. Seamos conscientes de que nadie puede tener siempre la razón. A veces es bueno dar el brazo a torcer para lograr un beneficio, propio o común. O simplemente para tener paz. La teoría la conocemos, aunque llevarla a la práctica ya es harina de otro costal.

Hoy se celebra San Antonio de Padua. A este santo, que poseía un notable don de la palabra, recurre quien desea recuperar algo que se le haya extraviado, entre otros asuntos.

Considero que hay que aprovechar la ocasión para invocarle, porque los seres humanos hemos perdido la capacidad de comunicación y, lo que es más grave, la de escuchar y entender. Y las necesitamos de forma urgente.