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Hagan sus apuestas

19/07/2020
 Actualizado a 19/07/2020
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Cada vez hay más rebrotes y también más inconsciencia, como si aquello no fuera con nosotros pese a haber estado más de dos meses encerrados en casa. El pasado jueves, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, explicó que el brote de Covid-19 sucedido en Aragón era preocupante debido a la existencia de transmisión comunitaria. Sinceramente, no me extrañaría que sus palabras se fueran repitiendo durante estos meses con diferentes comunidades autónomas y que las medidas de prevención y control se endurecieran nuevamente.

Sin embargo, a pesar de la infinidad de personas que han fallecido y de la dureza del confinamiento, parece que hay quienes aún no se han enterado de la gravedad de lo sucedido. No digo que la gente tenga que tener miedo a salir de casa, todo lo contrario, hay que seguir viviendo, pero tomando más precauciones y medidas sanitarias que antes. Por ello, no entiendo que la gente sea tan inconsciente y, por qué no decirlo, hipócrita, de quejarse por todo lo vivido, pero no ser capaces de ponerse una mascarilla.

Hace unos días, dispuesta a rellenar estas líneas con mi indignación hacia estos seres, decidí contar el número de personas que llevaban una mascarilla durante un paseo de veinte minutos hasta mi casa. Aunque reconozco que no es muy agradable ponérsela a las tres de la tarde con treinta y cinco grados, no entiendo que, de todas las personas con las que me crucé, solo cinco de ellas la llevaran. Además, me apuesto cualquier cosa a que quienes no hacen caso a las recomendaciones sanitarias son los primeros en quejarse por los rebrotes.

Señores, señoras… entiendo y comparto varias de las críticas al Gobierno por su modo de actuación durante la primavera, pero si ahora hay rebrotes es, mayormente, culpa nuestra y de nuestra irresponsabilidad. Que se haya levantado el estado de alarma no quiere decir que el virus no esté entre nosotros y, aunque debamos vivir con la mayor normalidad posible, nunca está de más tener un poco de cabeza. Si no hacemos caso, volveremos a estar confinados y, por desgracia, parece que no estamos tan lejos de esa realidad. Elijan mes de confinamiento; hagan sus apuestas.
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