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Héroes anónimos

13/01/2017
 Actualizado a 14/09/2019
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Esta semana me han removido la conciencia, eso que pasa cuando alguien se planta ante tí, te explica un problema de primera mano y te das cuenta de que la realidad es mucho más dura y difícil de todo lo que vemos por la televisión. La culpable fue Isabel, la joven leonesa que forma parte del proyecto ‘We are here!’ en el campo de refugiados griego de Nea Kavala. «Imagínate dormir en una tienda de campaña a 10 grados bajo cero». Y sí, te lo imaginas, pero no lo sufieciente como para ponerte en la piel de las miles de personas que se han topado con esa situación huyendo de una guerra y de camino a una Europa empeñada en darles un portazo.

Y ahí es donde aparece gente como ella, sin superpoderes para abrir fronteras ni varitas mágicas para acabar con el conflicto, con mucha frustración pero con ganas de involucrarse y luchar por una causa que la va a tener, como mínimo, un año en el país heleno como voluntaria, sin cobrar nada pero ganando mucho.

Ella es una de esos héroes anónimos que les cuida dentro de la penuria, que trata de educar a sus hijos para eliminar sus traumas y que dejen de tener pesadillas cada noche, que se une a ellos para reclamar mejores condiciones en las que pasar el duro invierno. Y, al menos en su campo, esta lucha ha tenido efecto. Pasaron de las tiendas de campaña a los contenedores de obra para instalar a las familias, que gracias a las protestas han logrado hasta un pequeño calentador. La necesidad más urgente a corto plazo, explicaba Isabel, es que puedan ser reubicados en edificios para sobrevivir al invierno, que no vivir.

Ella es de esa gente que hace falta a una sociedad acostumbrada a apuntarse veinte por cada uno de los tantos y a hablar en primera persona.
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