Que hoy es el día de la Virgen del Pilar, festivo en España, en el que se conmemora el descubrimiento de América como hecho histórico. Aquel día en que Colón y sus avezados marineros, mientras buscaban una nueva ruta comercial, más corta y económica, hacia las Indias, se toparon de bruces con la isla de Guanahani, perteneciente a las hoy llamadas Bahamas. Y no es allí donde se habían ido los alumnos de secundaria , bachillerato y FP a los que no encontramos mayoritariamente en las aulas en el día de ayer, ya que habían decidido sumarse a la huelga y concentraciones convocadas por el Sindicato de Estudiantes. El motivo era reivindicar que se den a conocer los modelos de la nueva EVAU, ahora bautizada como prueba de acceso a la Universidad, PAU. Ese fatídico nombre que le roba el sueño al alumnado de segundo de bachillerato mientras acarician su futuro académico. Ya de comenzar a torpedearles con la necesidad de que se apliquen en el estudio y la concentración quieren tener la tranquilidad de conocer los pormenores de tan temido trance.
Algún criterio han comenzado a difundir algunas comunidades autónomas por ejemplo con respecto al uso de la lengua española. Viene a colación, dado el tinte patrio de este día festivo, que se celebra, además, en algunos otros países de habla hispana. Una comunidad que involucra a 550 millones de hispanohablantes, de entre ellos 50 millones de españoles. Entre esos criterios se anuncia que los futuros universitarios, en lo tocante a la ortografía, podrán sufrir hasta una penalización de dos puntos. Un acierto reconducir esta dejadez en la que es el ropaje del lenguaje o como define de manera sublime Juan Manuel de Prada: «La ortografía es la facultad de distinguir las palabras por su atuendo, por su concepto, por su linaje y por su manera de encajar en la frase. El amor a las palabras no se perfecciona sin la ortografía» de ahí que sea necesario reavivar el mimo para las palabras de manera prioritaria y primorosa en las aulas, quizá incidiendo en el dictado como recurso que favorece la concentración, la atención y el cuidado de lo escrito, amén de la ortografía, la caligrafía y la puntuación.
Y al dictado de la actualidad, y a propósito de celebraciones y acontecimientos hispanos, no cabe sino entristecernos por la marcha de una de las leyendas del deporte, que recibió la llama olímpica recientemente en París de manos de Zidane, como antesala de su definitiva retirada de las pistas de tenis. Nadal ha sido mucho más que un deportista impecable en todos los sentidos, nos va a costar decirle adiós. Todos conocemos los motivos.
Huelga decirlo.