06/03/2024
 Actualizado a 06/03/2024
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La fotografía es un arte de la contemporaneidad, que hunde sus raíces allá en el siglo XIX y que ha experimentado un cultivo continuado desde entonces, con una inmensa y muy variada pléyade de creadores, así como de pensadores que han reflexionado sobre ella.

Entre estos últimos, merece la pena frecuentar los nombres de Walter Benjamin, Roland Barthes o Susan Sontag. Cada uno a su manera, iluminan el arte fotográfico y de modo muy lúcido y hermoso. Pues la fotografía es un arte que documenta al ser humano y al mundo, al tiempo que sirve al primero para expresarse, más allá de convencionales realismos.

Decimos todo esto porque, entre nosotros contamos con un artista fotógrafo, Amando Casado, con una obra fotográfica de documentación y de creación muy hermosa. Al tiempo que estamos ante un artista que emplea el virtuosismo técnico que posee para plasmarnos una visión del ser humano y del mundo.

Estos días, desde el pasado 16 de febrero hasta el próximo 30 de marzo, Amando Casado expone en la leonesa Galería de Arte Ármaga un significativo conjunto de sus fotografías de creación, que merece la pena contemplar, ya que, como acabamos de indicar, estamos ante uno de nuestros fotógrafos más emblemático.

Titula el artista su exposición con el sintagma latino ‘Locus Ars’. Amando Casado busca con su cámara «los lugares del arte». Y, al realizar tal actividad creativa, es consciente de «acudir a una cita con lo mágico, con lo más profundo del ser humano».

Y a esa cita con lo mágico es a la que acudimos nosotros, cuando contemplamos este corpus fotográfico del artista astorgano, que nunca pone título a sus fotografías, sino que deja al contemplador que se deje llevar por las sugestiones visuales, por los lugares, por las huellas de luz, a que lo invita al artista.

Nosotros, en nuestra particular contemplación, hemos ido percibiendo hilos con los que tejer esa visión del mundo y el ser que el artista nos propone. La espacialidad juega un importante papel en estas fotografías; se matiza con el contraste del blanco y el negro; apenas hay color. Algunas geometrías, en algún caso, nos llevan hasta Mondrian. En ocasiones, las figuras y las formas aparecen diluidas, como licuadas, como llevadas a una dinámica de la fluidez.

La esencialidad atraviesa toda la propuesta de estas fotografías de Amando Casado. Paisajes esenciales. Seres humanos esenciales, cuando aparecen, con esa delgadez que nos lleva hasta Alberto Giacometti, y con ese misterio en su estancia o en su tránsito por un espacio marcado por una desmesura que los empequeñece.

El artista también frecuenta, en algún momento, técnicas contemporáneas como las del puntillismo, o el cinetismo, en busca de mecanismos para fascinarnos, para activar esa nuestra conciencia afectiva, que capte el mundo según códigos no habituales ni consabidos. Y hay guiños, como los de la multiplicación del blanco, con fondo negro, que nos llevan hasta Pablo Palazuelo… Porque el artista, de modo intuitivo, ‘sabe’.

Y todo lo que nos muestra es una andadura, fruto de sus experiencias vitales, fruto de su mirada. Porque no hay fotografía sin mirada. Y la mirada de Amando Casado se va configurando a través de huellas de luz, porque sin la luz no somos nada.

Y el artista sabe –por ello crea sus fotografías, por ello mira, por ello dispara su cámara– que, para ser, para estar en el mundo, para mantener la llama de la humanidad que albergamos y para que el mundo sea nuestra casa y nuestro misterio, hemos de sostenernos en la luz.

Amando Casado. Creación visual. Esencialidad. Misterio. Huellas de luz…

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