Hay dos cosas que con la prohibición de fumar se fueron al traste, compensadas con una mejoría en la salud, como fueron el jugar la partida en el bar después de comer, en compañía de una faria o cigarrillo, los habanos jugaban en otra liga. En la actualidad en pocos bares se juega a las cartas o al dominó. La gracia estaba en jugarte el completo, que era el café, la copa y el puro con los amigos, generalmente y mayoritariamente los domingos, y fiestas de guardar según el Diccionario de la lengua española, es el día que se celebra alguna ‘solemnidad nacional’ y en el que están cerradas las oficinas y otros establecimientos públicos. Quién, de los que tenemos una edad, no recuerda aquellos domingos, cuando, después de comer y casi a carreras, te dirigías al bar del barrio para que no te quitaran el sitio para jugar la partida. Entonces se tenía menos respeto, y conocimiento, por las recomendaciones médicas, respecto a las enfermedades que el fumar, con el tiempo, te produciría. Daba la sensación que si entrabas en cualquier bar y no había humo era como cuando entre los actores de teatro antes salir a escena te desean «mucha mierda», cuyo origen de esta expresión escatológica se remonta, según algunas teorías, a los siglos XVII y XVIII cuando las clases pudientes acudían al teatro en coches de caballos y estos vaciaban los intestinos mientras esperaban la salida de sus amos al terminar la función. La petición se concretaba en pedir «un completo»: café, copa y puro, mayoritariamente sustituido el puro por la faria, y si eran de la Coruña mucho mejor. Lo normal, como he dicho anteriormente, consistía en jugarte la consumición. A mí lo que me llamó la atención fue el escuchar antes de comenzar la partida las condiciones que debían de cumplir los jugadores (normalmente se jugaba por parejas) y que, en este caso, dijeron nos lo jugamos al humo, y uno de los recién incorporados al juego preguntó: ¿Qué es eso de al humo, que yo no lo sé? A lo que le contestaron, sí hombre, al que pierda se le aplica la norma consuetudinaria, consistente en llevar a cabo el contenido de la expresión de, «te lo juego al humo (si se trataba de tabaco), tú me lo pagas y yo me lo fumo», cuya aplicación del resultado era inapelable. Esto pone sobre el tapete aquello de que lo que gusta o está prohibido o hace daño, dando lugar a refranes o dichos que entonaban las excelencias del placer que daba el tabaco, a lo que contribuyó Sara Montiel en su interpretación en la película El último Cuplé, antes de concienciar de lo nocivo de su consumo. En su defensa circulaba entre los fumadores la siguiente expresión: «Cuando te sientes en el baño lleva el cigarro encendido, harás pis, y chuparás, y estarás entretenido», y es que lo cortés no quita lo valiente. A mí me salió una ampolla en la mano por la quemadura de un pitillo cuando no tenía la edad fumar, y me encontré con un familiar, tratando de esconderlo. Moraleja, si puedes deja de fumar, que lo notarás de inmediato, y vivirás más.
Al humo
11/02/2025
Actualizado a
11/02/2025
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