Cortes Valencianas, el ambiente sigue siendo de duelo, las homilías tienen trazos de responsos a las víctimas de la Dana, se respira en las estancias una sensación rara, posbélica, los pasillos contienen la respiración. Sus señorías, en cambio, aprovechan la mínima expresión para transformar su presencia en la máxima expresión del esperpento; así nuestros dirigentes no dejan de proyectar la realidad del mundo en los espejos cóncavos del callejón del gatopardo. No se cansan de dar vergüenza ajena, de representar una de las mayores preocupaciones para los españoles. No salen de esa burbuja que les hace estar confinados, aislados de la propia degradación que ellos mismos han provocado y de todo estímulo ajeno a la caverna, por eso quizá a Sonia Tamames no le pareció tan grave la Covid-19.
Cuando parece que uno lo ha visto todo llegan los socialistas leoneses acrecentando el asombro y el desencanto. Javier Alfonso Cendón llama títere a Diego Moreno, Miguel Ángel Rey casi llega a las manos con el secretario general socialista y rival de su candidato… Se acusan unos a otros, se provocan, se enzarzan, en lugar de unas primarias de un partido político parece una pelea de la UFC, a este paso el combate orgánico lo va a ganar Ilia Topuria. Creo que habría más deportividad en un cuadrilátero que en la sede del PSOE leonés. Qué bochorno están dando, no sé si ambicionan rivalizar a nivel mediático con el espectáculo televisivo del rifirrafe entre Trump y Zelenski.
Los que se toman demasiado en serio las cuitas partidistas normalmente no se toman demasiado en serio la política. En la mayoría de los casos, los que de verdad tienen una vocación de servicio público no se manchan las manos en las labores de fontanería e ignoran las cañerías orgánicas. Quizá nos iría mejor si tuviésemos dirigentes que se partieran la cara por el territorio en lugar de por el partido de turno. Aunque ya se sabe que algunos antes que ser leoneses son socialistas.