30/07/2024
 Actualizado a 30/07/2024
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Es domingo por la tarde y hace mucho calor. Flotando en el aire y en la mente hay una palabra que refleja el ambiente del momento: incertidumbre. Es el denominador común de la mayoría de los temas sobre los que hoy se puede escribir. Sin duda la incertidumbre más angustiosa y justificada es la de las familias de estos pescadores que han desaparecido en el mar. Nos trae a la memoria el cuadro de Sorolla ‘¡Y aún dicen que el pescado es caro!’. 

Incertidumbre la de los atletas participantes en los Juegos Olímpicos. Toda una vida esperando para llegar a esta competición y no saben si alcanzarán la deseada medalla. Ojalá fueran conscientes de que el hecho de participar ya les ha merecido la pena, que su constancia y sacrificio hasta llegar a esta competición tienen mucho más valor que las medallas.

Incertidumbre por lo que nos deparará el futuro de la humanidad si sigue creciendo el número de gilipollas (palabra que aparece en el diccionario) como los que no tuvieron otra idea mejor que burlarse de los cristianos en los actos de inauguración de los Juegos.

Incertidumbre para el matrimonio Sánchez-Gómez ante el próximo encuentro del esposo, el martes 30, con la justicia. Si, como dice el Presidente, cree en la justicia y, además, tiene la conciencia tranquila porque no han hecho nada malo, no tiene razón de ser ese nerviosismo. Y, si fueran realmente culpables, deberían alegrarse, como buenos demócratas, de que exista la separación de poderes y que la justicia es igual para todos.

Incertidumbre por el futuro de Venezuela. En este momento ignoro el resultado de las elecciones. Realmente resulta difícil imaginar que el dictador bolivariano sea capaz de renunciar al poder, aunque las urnas se lo quiten. En fin, la esperanza es lo último que se pierde. Nos preocupa por el pueblo venezolano, pero también por el español, cuyos gobiernos tienen muchos puntos en común. No olvidemos que un tal Zapatero, del que ningún paisano suyo se siente orgulloso, es asesor, brazo derecho, y beneficiario, del dictador caribeño.

Incertidumbre por el futuro de una España traicionada y vendida a cualquier precio a sus mayores enemigos por quien debería ser el verdadero defensor de nuestra nación. Incertidumbre por la pasividad e indiferencia con que el pueblo parece soportar tan grandes humillaciones.

¿Incertidumbre por el futuro gobierno de Cataluña? Pues casi como que nos da igual, porque en el fondo no parece que haya grandes diferencias. En todo caso la incertidumbre, bien merecida, para todos ellos.

 

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