Si yo fuese inocente,
si tuviese la cabeza llena de pájaros
-o de sombras-,
pasearía con la frente alta
y os miraría,
y os retaría
desde mi soledad
y mi pecho umbrío.
Nada me vencería;
ni siquiera los prejuicios
me vencerían.
Y cantaría por eras y rúas,
por páramos y bahías,
y os haría saber que,
en el fondo de mi corazón,
latiendo con júbilo,
resuenan los versos más antiguos.