Isma y esa cuerda de arrastre

01/10/2024
 Actualizado a 01/10/2024
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Cuando los ojos son tan grandes como el corazón, es ahí donde sabes que está la medida de la escuela en la que quieres aprender. No hace falta mucho más que ese hilo que se abre con una mirada sincera. La palabra es una vía, pero comunicarse es una necesidad que sobrevive a ella. Isma habla con la mirada. Creo que lo ha hecho siempre, pero desde que hace unos meses sacara pecho frente a la muerte, el policía nacional que nunca dejará de serlo, ha hecho de ese gesto luz. Es una cuerda de arrastre, la única que le permite la silla de ruedas en la que le dejó una malograda caída. Del sillín de la bicicleta pasó a la tetraplejia en segundos.

Se despertó con una máquina respirando por él y no pudiendo articular el te quiero que mantenía prieto en la garganta para la mujer que hacía noches al lado de su cama. Y los ojos rebotaron el mensaje. Dice que ha nacido dos veces, aunque le queda por encajar la segunda. Está en ello, manteniendo el tipo desde una posición incómoda. Lo sabe. Pero también sabe agarrarse a la mano de sus hijos que, aun siendo niños, le ayudan a quitarse las gafas de sol con una ternura que recoge con esa mirada infinita. Isma ha vuelto a casa sorteando el infortunio, aprovechando un vivero de oportunidades que quiere mirar con esos ojos grandes. Llora en abierto el vecino de Fuentesnuevas, solo para poner a remojo el deseo de avanzar y emocionado por el abrazo en el que todos quieren incluirle. Sus compañeros hacen piña alrededor de su silla. Rompen en llanto.

Su fuerza abre ríos en los que no hay piernas ni brazos, solo caudal vivo. Y ahí Isma es escuela. Aprende y enseña, primero a volver, pero también a ir. Le conocí por la solidaridad de otros. Y me quedé en ese discurso vital de ganas de pelea amable, de mirarse a un espejo y convivir con el otro lado. Esa fuerza en el reflejo abre un camino hacia uno mismo. Hay miles de vidas en una, con sus comas, sus puntos y seguidos, los puntos y aparte y capítulos que se cierran. Otros que recomienzan. Isma quiere puntuarlos todos. Lo único que necesita es que otros le pongan manos y pies a sus episodios. Poca cosa para lo mucho que tiene y lo más que regala. 

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