Sin ni mucho menos ser olímpicos, los piragüistas son deportistas respetadísimos. Lo sabe Sabero desde que comenzó a organizar competiciones de gran nivel hasta llegar al Campeonato del Mundo de Aguas Bravas que tuvo lugar del 14 al 17 de agosto. Y lo sabe el resto de León que haya peregrinado algún verano a Arriondas a ver el descenso del Sella. Pero este evento multitudinario si por algo va a pasar a la historia será por haber hermanado durante unos años a los meritorios piragüistas con otros ejemplares humanos extremos y menos respetados, rayantes de la paranormalidad, conocidos como «jartos», cuando se celebraba simultáneamente en la población asturiana el comienzo del descenso y el cierre del festival de música electrónica Aquasella.
Jartos eran la mayoría de los asistentes al Aquasella. Locos del tecno con apetitos exagerados y vocación de pisotón. Tan locos, tan jartos, que muchos, después de pasar doce horas bailando en trance, se hacían caminando el grueso de los veinte kilómetros que hay de Arriondas a Ribadesella, ya que la caravana de coches no permitía a nadie avanzar más que a paso cochinero, dispuestos a seguir la fiesta en la villa costera como correspondía por ser la meta del descenso piragüístico. Y mientras, los piragüistas rema que te rema. Todos hermanados en desgaste por gusto.
Pasaron los veranos y el Aquasella creció hasta estirarse en duración a cinco jornadas, como en la edición de este año, la vigésimoséptima, pero desplazado a mediados de agosto, en vez de tener lugar el primer fin de semana del mes, cuando siguen manteniéndose el descenso y las fiestas de Ribadesella. Y eso resultó en que los jartos dejaron de convivir con piragüistas en Arriondas-Ribadesella hurtando estampas inolvidables al futuro.
Seré conspiranoico pero sospecho de una mano negra detrás de aquella separación y de otras igual de premeditadas. No me explico si no que durante el Campeonato del Mundo de Aguas Bravas de Sabero de este año se programase simultáneamente en León capital una sesión tecno de seis horas delante de la Casa Botines para colocón de algunos. Jartos y piragüistas irremediablemente separados una vez más. ¡Qué desperdicio!