Todos nos hemos aferrado en algún momento a la esperanza. Esa que, en ocasiones, tanta falta nos hace. Esa sin la que nuestro día a día sería mucho más difícil. Y esa que los cristianos tenemos siempre tan presente, y muy especialmente en este año… Y es que, el Jubileo 2025, en el que ya estamos inmersos, tiene por lema, precisamente, ‘Peregrinos de la esperanza’…
El jubileo –o año jubilar, o año santo– es un tiempo dedicado a la reconciliación, a la conversión, a la renovación espiritual, en el que poder obtener indulgencia plenaria –la remisión total de las penas debidas por los pecados–, aplicable por uno mismo o por un difunto.
Aunque la idea del jubileo se encuentra ya en la Biblia, fue el papa Bonifacio VIII quien, en el año 1300 convocó el primero y, desde entonces, se han celebrado periódicamente de manera ordinaria –también los hay extraordinarios; el último fue en 2015–, inicialmente cada cien años, luego cada cincuenta y, desde 1475 y hasta hoy, cada veinticinco.
El pasado 24 de diciembre, el papa Francisco abrió la puerta santa de la basílica de San Pedro. Arrancaba así este año jubilar –que se prolongará hasta el 6 de enero de 2026– que, tal y como se indica en la bula de convocación ‘Spes non confundit’ (‘La esperanza no defrauda’), gira en torno a «la esperanza cierta de la salvación en Cristo» y pone también el foco en el compromiso social. En este tiempo, Roma acogerá numerosos eventos jubilares, algunos con representación de nuestra tierra: el Nazareno de la cofradía leonesa de Jesús, por ejemplo, procesionará en la Ciudad Eterna. Además, tanto León como Astorga organizan peregrinaciones diocesanas.
Pero el jubileo se celebra en todas las diócesis del mundo. En la legionense son templos jubilares la Catedral y la basílica de la Virgen del Camino; y en la asturicense, en el territorio de nuestra provincia, el primer templo astorgano y la basílica de la Virgen de la Encina en Ponferrada. Si quieres obtener la indulgencia jubilar, lo tienes bien fácil…