Recomienda el filósofo Josep Maria Squirol no ceder al imperio y dogmatismo de la actualidad. Lo hace en su ‘La resistencia íntima’, al que regreso si advierto que la actualidad amenaza con agrisar la vital alegría que me genera el sencillo hecho de saberme vivo. O, mejor, cuando noto que las diarias noticias-disparo que cada mañana descerraja la radio, así como para desalentarme ante el regreso de ese entrenamiento para el llamado descanso eterno que viene a ser el sueño, no a la vida, sino al mundo y sus imperantes dislates; lo que me arrastra a olvidarme de lo que también él contribuyó a que aprendiera y valorara: que vivir no es vivir, es darse cuenta de ello; es la consciencia de ello y su valor y, por lo tanto, es existir y resistir y defender la más íntima intimidad, la propia vida interior. Porque no es fácil después de ser zaherido por tan retorcidas actualidades salir a la búsqueda y admiración de esas sencillas y pequeñas –más inconmensurables– bellezas y bondades que ese mismo mundo guarda y ofrece y que a veces, por fortuna, nos conducen a estar plenamente invadidos por ese «sentimiento oceánico» que Michel Hulin tituló y describió en su ‘Mística salvaje’.
Cómo salir consciente a vivir el día, al rastro y atesoramiento, repito, de esas sencillas y pequeñas –más inconmensurables– bellezas y bondades que ese mismo mundo guarda y ofrece, después de haber escuchado las matutinas novedades habidas en el sainete judicial y jurídico conocido por unos como ‘caso Begoña Gómez’, por otros como ‘caso Peinado’, y a los variopintos coristas. ¡Pobre ciega!
Como salir a esa preciosa aventura cotidiana cuando a la presunta socialista directora del Instituto de la Mujer, la han tenido que cesar (’dimitir’ sigue siendo un nombre ruso) tras saberse su vergonzante, societario y marital mercadear con los Puntos Violeta contra la violencia de género. ¡Flaco favor!
Cómo hacerlo cuando escuchas la hipócrita voz con que unos y otros dicen ‘españoles’ o ‘todos los españoles’ y sabes del abandono en que la patria –la de unos, la de otros– tiene a un ciudadano español, periodista, Pablo González, en prisión preventiva y sin juicio, en Polonia, en la cárcel conocida como el Guantánamo europeo, desde el 27/2/2022. ¡Ay patria, ay Europa!
Cómo hacerlo cuando tanta actualidad me dice que mi mundo no es de este ni estos reinos. Cómo hacerlo sin resistirme a su imperio y dogmatismo. Aún así, cada día creo más en la justicia, en la poética.
¡Salud!, y buena semana hagamos y tengamos.