Que se muere el siglo XX, una y otra vez. Duele leer eso tanto como un titular que calificaba a Vargas Llosa como el ex de Isabel Preysler. Sarpullidos mentales, suplicio moral. Dijo lo que quiso y se fue como quiso; en su casa de Lima, con vistas al pacífico, sin boatos ni escenografías, porque mucho hay que leerle. Algunos no le entendían porque se alejaban de sus libros como zanguangos. Tras la elección de Pedro Castillo en el Perú advirtió del ‘votar mal’, se lo intentaron comer y el del sombrero organizó un autogolpe. Están las opiniones y la obra, claro, pero paren y escuchen detenidamente. ‘La ciudad y los perros’, ‘La casa verde’, ‘Conversación en la Catedral’, ‘Pantaleón y las visitadoras’, ‘La tía Julia y el escribidor’, ‘La guerra del fin del mundo’, ‘La fiesta del chivo’… como para no escuchar.
En España parecemos en una obra suya. En estas semanas, el desfile y desentrañamiento del Servicio de Visitadoras para José Luis Ábalos; una empresa político-sexual de colocación a sueldo público de las señoritas y ‘sobrinas’ del exministro. Koldo García, nuestro Pantaleón Pantoja, organizador y gestor de toda la urdimbre, encargado de que las visitadoras estuvieran a gusto, con alojamiento y un dinerillo. A ver si pensaban que contratar al portero de un prostíbulo era casualidad, un conocedor del mundo; José Luis supo rodearse de los mejores para sus requerimientos y demandas. El sanchista jefe, hombre para todo en cada uno de los líos gubernamentales, carnicero de la causa y defensor de la moción de censura por corrupción, resultó serlo él mismo y con fines tan primarios como literarios.
La gran protagonista era Jessica, la cabeza del servicio, pero la siguieron misses, familiares de Koldo y hasta orgías en paradores. Informaciones cuentan que Pilar Alegría estuvo en el parador de Teruel cuando se dio una de esas juergas. Se rechaza con la estrategia habitual: acusar al de enfrente sin argumentar la exculpación. Como con Koldo, Ábalos, Begoña, Hidalgo, Aldama, Jessica y las visitadoras… La verdad, por ahora, sólo la sabe Mario. Descanse en paz.