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La aventura de emprender

29/04/2023
 Actualizado a 29/04/2023
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Esta semana he tenido la suerte de moderar una mesa redonda sobre emprendimiento organizada por Secot León. Si algo me siento, además de periodista, es emprendedor, por lo que disfruté por partida doble. Emprender no es una acción concreta en un momento determinado, el emprendimiento es un modo de vida, tanto profesional como personalmente hablando. Los emprendedores son una de las palancas que hace que el mundo evolucione.

En ocasiones caemos en el error de vincular el emprendimiento a grandes historias protagonizadas por gente que empezó de la nada y consiguió crear grandes imperios empresariales. Evidentemente que estas personas son emprendedoras, pero muchas veces nos olvidamos y no ponemos el foco en el otro emprendimiento, aquel en el que personas anónimas consiguen hacer rentable un pequeño negocio o convertir en realidad una idea que les asaltó un día y que gracias a su valentía y tesón, dejó de ser un sueño. Todos los emprendedores, grandes y pequeños, se merecen el reconocimiento de la ciudadanía.

Debemos poner en valor la capacidad de emprender, porque es una ardua tarea y llena de obstáculos y de sinsabores. Emprender no es fácil y no lo será nunca, de ahí su mérito. No debemos olvidar que sin los emprendedores la sociedad actual no disfrutaría de los avances y la calidad de vida de la que disponemos. No pretendo con esta columna que todos sus lectores se conviertan en emprendedores, porque en la inmensa mayoría de los casos el emprendimiento viene de serie. Cuando escuchas la trayectoria de los emprendedores te das cuenta cómo desde niños ya dejaban ver su capacidad de innovación y su actitud emprendedora, aunque fuera arreglando juguetes o montando un negocio en el patio del colegio vendiendo cromos. Esta es la razón que siempre me ha llevado a pensar que ante la pregunta de si un emprendedor nace o se hace, en casi la totalidad de los casos la respuesta es que nace ya con el peligroso y apasionante virus del emprendimiento.

El emprendedor debe tener actitud, rodearse de gente válida, ser optimista, paciente y flexible, no tener miedo a equivocarse y tener la capacidad de ver los fracasos como el inicio de un futuro éxito. Estas son algunas de las claves para que la aventura del emprendimiento tenga un final feliz, porque el emprendedor no sólo lucha contra sus propios miedos, sino que lamentablemente lucha contra un sistema y una burocracia que en vez de ayudarle a conseguir sus metas, sólo hacen que ponerle trabas. Pero a pesar de ello, al igual que el emprendedor nace, éste muere siéndolo.
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