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La magia de la chistera política

01/05/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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La política española está inmersa en una inmensa chistera donde la magia que se practica trata de ocultar el truco del inmenso engaño al ciudadano.

El mago tiene la habilidad de mostrar al público su potencialidad para transformar, levitar o transportar de un sitio a otro objetos, o mostrar su aparente virtuosismo de semidiós.

Bien, pues en el actual panorama político tenemos magos que ni siquiera ocultan sus artes de engaño y distracción, porque se han educado, o más bien han accedido al inmenso océano de la ignorancia, en la creencia de que el pueblo, al que le piden su voto para la permanencia en la poltrona, es crédulo e ignorante.

La chistera política de estos conductores de masas nos está dando tardes de una inmensa impudicia, desazón y vergüenza que soprepasa los límites de la cordura y paciencia.

Por un lado, tenemos a los magos de la política nacional con su chistera raída por la corrupción, indecisión, componendas, temores, blandenguerías, y lo que es peor, la imposición de impuestos confiscatorios a sus conciudadanos, especialmente a los propios votantes, incumpliendo los programas políticos con los que engañan. Característica primordial ha sido amagar y no dar, dejar que los problemas se pudran. Decir una cosa y hacer la contraria, pastelear y mirar para otro lado hasta que el olor del cadáver es insoportable, además de conceder la comunicación al enemigo.

Los otros magos rivales en el escenario y en el despropósito, el único truco que manejan es tratar de oponerse a toda la parafernalia del protagonista y decir no a todo, acudir a soluciones banales, desestabilizar el escenario y tratar de que su figura no se descomponga logrando aplausos vacíos y fatuos. En lugar de ensayar su dedicación al trabajo y la colaboración, su lema es la destrucción y el método pacontraria, sacando todos los trapos sucios de épocas pretéritas aunque en ello les salga a relucir también aspectos de su trayectoria, no muy halagüeños.

Mas el duelo entre magos no acaba ahí porque estos dos poderosos se han dejado comer, poco a poco, el pastel en la creencia de que eran intocables. Varios magos jóvenes han irrumpido en el escenario. Uno de ellos concita bastantes esperanzas aunque con fallos de bulto cuando se trata de ejercer de sustituto del gallo principal. Indudablemente maneja el futuro basado en las reformas y en el espíritu de unidad de la nación, por lo demás es un experto en amasar ideas de un lado y del otro de la chistera y el público parece otorgarle últimamente los mayores aplausos.

Otro, también joven de edad pero muy viejo en el estilo reivindicativo, considera que él tiene la chistera más eficaz pero muestra sus dotes de revanchismo, destrucción e imitación de magos que han llevado a sus países a la ruina, el enfrentamiento y paradójicamente a regímenes totalitarios. Lo decimos porque a este tipo de magos se les llena la boca de democracia cuando lo que propugnan es la dictadura del truco permanente, la subvención y el aparente bienestar.
Populismos y nacionalismos de la magia política llenan los espacios de los que han engañado y mentido sistemáticamente.

Desgraciadamente otros magos se han quedado en el camino, magos muy expertos, preparados y racionales que la superficialidad del momento les ha dejado sin cancha ya que la mayoría silenciosa está en otras cosas hasta que les llegue el despertar del choque de trenes.

Y así, el espectáculo continúa sin darse cuenta que el escenario se va hundiendo, la tramoya no funciona, la chistera está raída, el telón se desvanece y los espectadores se dan cuenta del inmenso engaño talibán y yugoslavo que les quieren colar, corriendo el riesgo de que comiencen las pataletas, los silbidos y abandonar la sala ante tanto desatino y menosprecio de los magos de este certamen nacional donde se insulta, descalifica y se juega con los sentimientos de los ciudadanos sin que haya consecuencias por tanta injusticia, opresión y desconsideración.

Parece que los últimos rumores apuntan a la entrada de magos europeos que desean arreglar el quilombo nacional y enderezar la nave que lleva rumbo equivocado y peligroso.

Esperemos que alguien con fuste ponga un final adecuado porque los espectadores se lo merecen y han dado sobradas muestras de paciencia y comprensión, además de sacrificio en su trabajo para pagar las entradas de este espectáculo demasiando caro y que no guarda relación con los resultados que se obtienen.
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