Estábamos acostumbrados a la figura del alcalde de pueblo que más bien parecía el de mantenimiento, haciendo más ñapas que papeleos, pero los tiempos han cambiado. En un ayuntamiento de la montaña leonesa, que siempre había tenido alcaldes así y que nunca habían cobrado por ello, ahora se lleva la tela una concejala que hace las funciones de programadora cultural teletrabajando y teleasistiendo a los plenos desde Madrid. Antes, buenos o malos, no cobrababan y vivían en el territorio, pero...
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