En el sindiós de Feve se vivió ayer una situación que, pese a la gravedad que supone el abandono de esta infraestructura, resultó cómica. Una nueva avería (no es noticia) obligó de a recurrir otra vez a un autobús, y el que se presentó fue nada más y nada menos que el de la Cultural y Deportiva Leonesa, flamante, con nombre, escudo... Eran las dos y, en San Feliz de Torío, se disputaba un amigable partido de fútbol que se interrumpió rápidamente para ir a ver bajar a los que creían que eran los jugadores que nos llevarán de nuevo a Segunda (ya suponían, incluso, que iba a comer a un restaurante del pueblo), pero resulta que los que se bajaron fueron tres guajes del instituto y una paisana, a los que nadie aplaudió... aunque lo merecían bastante más que los futbolistas.
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