De modo que un cubano viaja desde Cuba para ver su ex (aquí caben matices), la encuentra casada con un nativo y el nativo y la ex deciden cargarse al recién llegado, descuartizarlo, tirarlo al cementerio de un pueblo cercano, coger el móvil del finado y responder a mensajes como si fueran él diciendo que no quiere saber nada de nadie para que no lo busquen. Los acaban pillando por una foto del coche de Google en un pueblo cuasi abandonado. Pese a todo lo descrito, hay algo aún más raro en este crimen: que no ha sucedido en León.
Lo más leído