Vaya cómo amaneció esta mañana la orilla del río... una vez más, un San Juan más. No le pueden echar la culpa al Monoloco, que ya fue hace más de una semana, ni tampoco a Genarín, que es el que se suele llevar las culpas de todo. Quizá lo de beber como cosacos y dejar esparcidas por el verde las botellas, las bolsas y los vasos no tiene que ver con la religión ni con el color de la piel, sino con lo peor y más maloliente de la condición humana.
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