Detenido estaba, por segunda vez, el taxista desequilibrado, pero favores debidos o hipotecados le hicieron cambiar de manos: de la Guardia Civil de Benavides a la Policía Nacional de San Andrés. Las razones las sabrán unos y otros, pero por el medio quedaron casi un par de horas que son un misterio, como un misterio es saber por qué la jueza decidió dejarle el libertad después de la primera declaración tras haber amenazado de muerte a dos policías.
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