Al astronauta omañés le preguntan cada poco si le han explicado el protocolo a seguir si, allá arriba, se encuentra con extraterrestres («en la ESA no han gastado un segundo en eso», suele contestar) y también si la cazadora que lleva es siempre la misma. Elegante y humilde, siempre sabe salir del paso, como del paso tuvo que salir ayer el profesor que se encontró en su regreso a la Universidad: «Éste era el único que me suspendía», recordó Pablo. Alguien sabrá por qué, siendo así, fue el encargado de acompañarle.
Lo más leído