Ya era cadáveres políticos pero ayer tres procuradores socialistas aceleraron su relevo en las Cortes después de que un micro abierto nos permitiera conocer una de esas muchas conversaciones que, en realidad, no hace falta escuchar para saber lo que dicen. ¿Y si fuera del otro bando? Pasaría exactamente igual. ¿Quién podría soportar la crueldad de un micro abierto? ¿En qué trabajo no se critica al jefe en cuanto se da la vuelta? En el PP leonés, para evitarlo, han prohibido, por carta y con recordatorio, las ‘reuniones de trabajo’ de sus concejales, diputados y parlamentarios si no son convocadas por los cauces oficiales. Se trata de una medida pensada contra una sola persona, una curiosa forma de tratar de evitar lo que todos saben que es inevitable: que cuando se acerquen las elecciones habrá otra revuelta interna.
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