Vulcano, dios romano del fuego, fue hace unos meses víctima de la capacidad extintora de la Covid-19, cuando fue testigo de cómo este virus apagaba de un plumazo las Fallas. Pero no por ello, ha dolido menos el apagón de las hogueras de San Juan en aquellas ciudades, como León, en las que disfrutamos de la cristianización de la fiesta pagana del solsticio de verano. La Covid-19 ha demostrado que no sólo apaga la llama de las vidas humanas, sino también el fuego en torno al cual nuestros ancestros se reunían para dar fuerza al Sol, ya que tras ir ganando en protagonismo, a partir de ese momento la noche comenzaría a ir comiéndole de nuevo terreno.
Es paradójico que en unos momentos en que parece que estamos viendo la luz en todo lo relacionado a la Covid-19, incluso en una semana en la que se ha desvanecido el estado de alarma, la oscuridad empiece a comerle espacio a la luz. Sólo queda esperar que esto no sea premonitorio y volvamos a la oscura noche en la que estuvimos inmersos durante meses.
Habrá quien defienda que quizás lo mejor que ha podido pasar es que las hogueras de San Juan permanecieran apagadas, ya que más de uno hubiera tenido la tentación de tirar a la hoguera a alguna persona y de esta manera espantar a los malos espíritus vinculados a la Covid-19 y ‘limpiar’ lo malo de los últimos meses. Y teniendo en cuenta el virus de la polarización que aqueja a nuestra sociedad, es para temerse lo peor, ya que al final quizás no hubiera suficientes hogueras para satisfacer la demanda de odio y rencor que se puede respirar en nuestro país. Los más benevolentes dirían que serviría con fabricar unos muñecos para lanzar a la hoguera, pero no serían pocos a los que no les importaría al menos meter un pequeño susto a los modelos de carne y hueso que dieron vida a dichos muñecos, acercándoles al fuego más de lo aconsejable.
Lo que está claro es que este año, más que nunca, hubieran sido de gran utilidad las hogueras para que cada persona pudiera lanzar todo lo malo que hemos sufrido debido a la pandemia que nos ha tocado vivir o que alguno podrá decir, y quizás no esté del todo desacertado, nos han obligado a vivir. El que les escribe tiene claro algunas de las cosas que entregaría a Vulcano para que engullera y convirtiera en cenizas. El colocar la estrategia política y partidista por delante del interés general y de la salud de las personas, la polarización, la ausencia de visión crítica y la falta de responsabilidad individual de gran parte de la ciudadanía serían algunas de las cosas relacionados con la Covid-19 que lanzaría a la hoguera.
Y mientras nos recuperamos de esta última noche de San Juan tan atípica, los leoneses seguimos inmersos en un reto del que dependerá en gran medida el futuro de nuestra tierra. Me refiero a la ‘Mesa por León’, cuyos integrantes se reunirán mañana viernes en Ponferrada, para entre otros asuntos dar a conocer el nombre de la persona que coordinará dicha iniciativa. Sólo esperemos que el apagón de las hogueras de San Juan no sea premonitorio y fuera un adelanto del apagón del consenso a partir del cual nació esta ‘Mesa por León’. Los leoneses estaremos atentos y vigilantes para asegurarnos que se cumplen todos y cada uno de los objetivos y compromisos que se anunciaron públicamente por lo impulsores e integrantes de este proyecto. Son muchas las oportunidades que hemos dado a las entidades y personas que deberían haber defendido nuestros intereses y huelga decir que una tras otra nos han fallado. Así que invoquemos a Minerva, diosa de la sabiduría, para que las mentes pensantes de la ‘Mesa por León’ acierten con sus decisiones y de este modo se libren que dentro de un año nos veamos obligados a tirar sus muñecos a la hoguera de San Juan, para que sean devorados por las llamas de Vulcano junto al resto de malos recuerdos del último año.
La noche de las hogueras apagadas
25/06/2020
Actualizado a
25/06/2020
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