Siempre me ha llamado la atención cómo nuestros dirigentes intentan travestir a los impuestos, intentado aplicarles todo tipo de apellidos y justificaciones para evitar un ‘vade retro’ generalizado de los sufridores que tenemos que pasar obligatoriamente por caja. Una de las últimas tendencias en este tema es grabar a fuego en el subconsciente colectivo que pagar impuestos es un ejercicio de solidaridad. No seré yo el que niegue esa afirmación, pero el problema viene en los límites entre ser solidario y ser timado.
Las cuentas en nuestro país no salen y nadie, incluida Europa, da dinero gratis y sin condiciones. Para cuadrar los números existen dos opciones, aumentar los ingresos o hacer un ejercicio de control de gasto, optimizando al máximo los recursos. Como era de esperar, nuestros pastores han optado por la primera de ellas y seguir ordeñando al rebaño.
La última gran idea que, según ciertas informaciones, también rondó por las cabezas pensantes del anterior Gobierno, es comenzar a pagar peaje en las autovías que vertebran la maltratada y denostada piel de toro. Para ello, nos advierten del coste anual que tiene el mantenimiento de dichas vías y la insostenibilidad para la economía de que sigan siendo gratuitas.
Lo más sangrante ya no es que nos frían a impuestos, sino que nos tomen por tontos y quieran infantilizarnos hasta un extremo insoportable. Utilizan la baza de que en Europa es normal este impuesto. ¿Por qué sólo nos comparan con Europa cuando les interesa? Si queremos ser como ellos, adelante, equiparemos salarios, planes de conciliación de vida familiar y laboral, infraestructuras, calidad de vida… Para más inri, el director de la DGT, Pere Navarro, afirma que no es justo que la pobre abuelita que cobra una pensión, que no tiene ni coche, esté pagando la conservación y el mantenimiento de las carreteras de alta velocidad. A primera vista esta declaración podría parecer un bulo, pero no, es real. Eso sí, estamos ante un claro ejemplo de truco barato de trilero. Ahora resulta que proponen que algunos impuestos dependan exclusivamente de si el usuario utiliza o no ciertos servicios públicos. Y me pregunto yo, ¿la pobre abuelita de Pere Navarro sí tiene que pagar con sus impuestos por ejemplo el mantenimiento de los museos aunque no vaya a pisarlos nunca, el sistema educativo actual o el rescate y subvenciones a empresas de las que nunca será usuaria? No sé si me duele más pagar algunos impuestos o que nos tomen por imbéciles.
La pobre abuelita de Pere Navarro
15/05/2021
Actualizado a
15/05/2021
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