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La sequía en España

05/07/2023
 Actualizado a 05/07/2023
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Nos hacemos las siguientes preguntas. ¿Por qué se habla continuamente de una necesidad hídrica en España y no se resuelve? ¿Es tan difícil poner en marcha un Plan Hidrológico Nacional? ¿Por qué también en este asunto surgen las luchas partidarias? ¿Por qué no se termina con la lucha por el agua? ¿Por qué los organismos independientes sobre este asunto no publican con más contundencia sus conclusiones? ¿Por qué las gentes del campo aceptan con tanta resignación la actitud pasiva de sus políticos?

Son demasiadas preguntas que dejan poco margen a la eficacia porque no la hay y quedamos estupefactos cuando se acude a la hemeroteca y surgen las mentiras, desafecciones, anulaciones, derogaciones y otras lindezas de los políticos de turno que no ponen en primer término el bien de los pueblos afectados, aunque después hablan mucho de la emigración, la despoblación y la falta de medios, toda una truculencia digna del mejor de los magos de la mentira.

Pero vamos a dar datos.

España padece sed desde hace mucho tiempo. Padece falta de medidas preventivas desde hace más y padece una horda de administradores que no tienen más que objetivos localistas y caciquiles.

MedWets (Iniciativa para las Humedades del Mediterráneo) dice en un informe que «existe una preocupación por la escasez de los recursos hídricos que provocaría pérdidas importantes en el sector citrícola, especialmente en los países situados más al sur».

Siempre hacen referencia al cambio climático y antes comentan que hay diferencias notables de agua incluso cuando hay gota fría, hoy denominada Dana. Por tanto, si sabemos que en el Mediterráneo y en otros lugares de la zona seca, haya o no haya cambio climático, ¿por qué desde hace demasiado tiempo, no se toman decisiones definitivas y únicas para que en todos los rincones de la Península, Portugal y España, se distribuya el agua de forma equitativa y suficiente? Y estas actuaciones están en la mente de todos.

Seguimos. El 70 % del agua se emplea en otros menesteres que no son el consumo humano y hay que utilizarla con cerebro y rentabilizar la eficiencia con las posibilidades de la tecnología, la reutilización de las aguas residuales, el ahorro y la desalinización del agua del mar.

Los que están al mando de la nave estatal nunca se dan cuenta de los problemas que sufren los que tienen que trabajar la tierra y además no reciben el elemento primordial que hace renacer la vida en el campo. No se están dando cuenta, ni ahora ni casi nunca, de que el cielo y la tierra son vitales y la racionalización de los cultivos y el agua necesaria son una prioridad. La incuria y la dejadez provocan carestía, enfrentamientos e incluso guerras. Lo que se llama «necesidad de agua» (estrés hídrico) origina inseguridad alimentaria, conflictos graves, movimiento poblacional y crisis financieras importantes.

Uno de los países que sufre por el agua es Israel y supone un modelo en la administración y uso del agua en todo el territorio.

En España tenemos todos los medios necesarios para resolver el problema como otros muchos que no se solucionan por falta de voluntad, adanismo e inercia, ya que cuando pasa el susto de ausencia hídrica por falta de precipitaciones y aumento de las temperaturas, nosotros nos dedicamos más al esoterismo, la fiesta y dejarlo todo al albur de la suerte. Es decir, ser fieles al dicho «sólo se acuerda uno de Santa Bárbara cuando truena», nos lleva a contemplar lo que sucede este año con suministros de agua a la población en camiones cisterna, los campos arrasados por la sequía, los cultivos abandonados, el cierre de explotaciones, la muerte de los ganados y la vergüenza de comprobar que hay agua pero que unos por otros la casa sin barrer.

A los responsables de esta incuria ancestral hay que decirles: dejen a los técnicos que opinen y hagan, faciliten los medios necesarios, cesen en las rencillas pueblerinas y exijan que se ponga en marcha el Plan Hidrológico Nacional que, junto a un Plan contra Incendios Nacional sería bienvenido por todo el pueblo, antes que esas medidas bananeras de ofrecer entradas de cine, consolas, ocio para recorrer España en tren, porque dentro de poco los jóvenes sólo verán secarral y pavesas.
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