30/08/2018
 Actualizado a 09/09/2019
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No en pocas ocasiones se oyen quejas entre la sociedad respecto a determinados temas, bien sea por los sueldos de los políticos y sus sobres, por el nivel cultural o por el tema de moda en el momento. Nos quejamos porque pensamos que no nos merecemos la sociedad en la que vivimos, que nosotros somos mejores que todos y que por ello tenemos derecho a la queja y a juzgar. Sin embargo, ¿hacemos algo para cambiar las cosas? ¿Nos molesta lo verdaderamente aberrante? La semana pasada una noticia inundaba las redes sociales, la hija de Isabel Pantoja entrará en Gran Hermano VIP cobrando unos 18.000 euros a la semana. El sueldo de un médico interno residente es de poco más o poco menos de 1.000 euros, al igual que el de un profesor. ¿Y el de un científico o un investigador? Mejor no mencionarlo. ¿Y esto nos indigna? Sí, claro, todos lo criticamos en redes sociales o entre los amigos y nos quejamos de la desorbitada cifra que va a cobrar alguien solo por salir en la televisión. Pero, ¿y la gente que lo ve? Las enormes audiencias que arrastran estos programas no son más que la prueba fehaciente de que perdemos la fuerza por la boca. Nos quejamos, insultamos, reivindicamos hasta que llegamos a casa y ponemos Gran Hermano para ver qué hace un grupo de gente que no han hecho nada por nosotros. Mientras tanto, los profesores, los sanitarios y otros profesionales que han estado estudiando o trabajando durante toda su vida ven como sus sueldos son ridículos en comparación. ¿Quién les dice a las futuras generaciones que se esfuercen y que trabajen para labrarse un futuro? Solo les hace falta volverse famosos, ir a un programa donde la inteligencia brilla por su ausencia o simplemente vivir del cuento. ¿Cómo podemos quejarnos de la sociedad en la que vivimos? De que este tipo de gente gane absurdas cantidades de dinero por no hacer nada o de que se alabe a celebridades cuyos méritos son tan efímeros como ridículos... Si la sociedad no los quisiera no estarían allí. Así que la próxima vez que nos quejemos por alguna noticia de este tipo, recordemos que tenemos lo que nos merecemos, o al menos lo que la mayoría quiere.
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