Como cada año, el Boletín Oficial del Estado publica las cifras oficiales del padrón municipal en España. Son cifras económicamente importantes, ya que son referencia para las asignaciones económicas que recibe cada institución. Son las únicas a tener en cuenta, fruto de depurar habitantes duplicados en distintos núcleos de población.
La provincia de León registra 446.445 habitantes, lo que implica que perdió un millar en el último año. Con el año pasado, en la que la caída se cifraba en 700 habitantes, parece frenar algo el descenso desbocado de entre 3000 y 6000 habitantes cada año desde 2012. La pérdida es continua desde 2008 y tendencia general desde los inicios del proceso autonómico.
Las dos ciudades de la provincia ganaron algo de población este año: León, unos 1000 habitantes, hasta los 122.000. Ponferrada, apenas 30, cortando el descenso iniciado en 2012: de 68.767 habitantes de entonces a 62.994 de ahora. En el resto de grandes poblaciones, ni Villaquilambre, ni San Andrés crecen. Tampoco Astorga y La Bañeza, ambas en torno a 10.000 habitantes. Bembibre se mantiene por encima de 8.000 y parece frenar su caída, algo que no sucede en Villablino, que hoy cuenta con 7.709. Le ha rebasado Valverde de la Virgen, que llega a 7.806, en un crecimiento continuo.
Por el lado de los ayuntamientos más pequeños, hay ya 6 con menos de 100 habitantes. Es una anécdota. Resulta más grave que sean 153 ayuntamientos los que no llegan a 1000 habitantes. Crea una situación que limita las posibilidades de León. Las instituciones municipales tan pequeñas están mal dotadas económicamente, gastan demasiado en costes fijos, como personal, y no tienen capacidad para transformar los pueblos bajo su responsabilidad. Si de 211 ayuntamientos, 153 (el 72,5% del total), no llegan a una cifra mínima para ser funcionales, 1000 habitantes, tenemos un problema. Que un pueblo pequeño vaya bien no puede basarse en que un alcalde le dedique su vida. Eso es la excepción.
Los que no se dotan de una estructura municipal razonable, no pueden seguir el ritmo de otros que sí la tienen. Tienen menos inversión, carecen de visibilidad, no son tenidos en cuenta y se despueblan. Resulta aún menos justificable en la tierra de las juntas vecinales, existentes casi en cada pueblo, que permiten suplir en algo la presencia municipal. Es solo un ejemplo de cómo el análisis de la población nos permite extraer muchas conclusiones.
Por último, si es cierto que León pierde menos población que en años anteriores, resulta alarmante cuando observamos que es una de las pocas provincias que desciende en España. De ahí la necesidad de su autonomía.