09/07/2024
 Actualizado a 09/07/2024
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Cuando algunos estudiábamos la geografía de España, antes de la Constitución del 78, y, por tanto, del actual estado de autonomías, España se dividía en regiones. Dado que entonces se daba importancia a la memoria, nos es fácil recordarlas. En este momento nos referimos a concretamente a dos de ellas. Castilla la Vieja, formada por las siguientes provincias: Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia y Ávila. La otra región es León y la formaban las provincias de León, Zamora, Salamanca, Valladolid y Palencia.

Alguien se preguntará a ver qué pintaba Santander en Castilla. La respuesta es muy sencilla: los reyes de Castilla tenían así puerto de mar. Pues bien, tras la nueva reorganización, a dos de estas provincias se les concedió autonomía provincial. Santander convertida en Comunidad autónoma de Cantabria y Logroño en Comunidad de La Rioja. El resto de provincias de estas dos regiones se fusionaron en una sola comunidad denominada Castilla y León. La letra ‘y’, conjunción copulativa, deja bien claro que se trata de dos, distintas, en una sola.

¿Tenía León motivos para formar una autonomía uniprovincial o junto con las otras provincias antes mencionadas? Sin duda tenía todos los derechos. No olvidemos que León fue un reino y que sus cortes son las más antiguas de Europa. Merece la pena que sepan esto aquellas otras regiones que reclaman la independencia. Ya quisiera Cataluña, que no pasó de ser la Marca Hispánica, tener el historial que tiene León. En este sentido conviene poner las cosas en claro a aquellos que con tanta arrogancia se atribuyen méritos y derechos que no tienen.

Dicho esto, ¿es este el momento oportuno de reivindicar la Comunidad Autónoma de León? Pensamos que España ahora tiene otros problemas más importantes. ¿Es necesario crear un nuevo gobierno autonómico, unas nuevas cortes? Personalmente no le veo necesario. He escrito sobre el tema porque alguien me lo ha pedido, pero no es un tema que me quite el sueño. No obstante, parece que últimamente algunos están suspirando por un cambio con la consiguiente división de Castilla y León. Tal vez habría que hacerse aquí aquella pregunta en la lengua de Séneca: ‘Cui prodest?’, es decir, ¿a quién beneficia? Ignoro la respuesta, pues en este momento no sé qué partido tiene más votos en unas o en otras provincias. En todo caso veamos la parte positiva de seguir como estamos. Somos una comunidad grande y variada, en la que, con nuestras diferencias, todos tenemos mucho que aportar y recibir.

 

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