La moción leonesista en la Diputación del último miércoles ha tenido un marcado eco nacional. Y no ha estado nada mal esa difusión mediática, aunque, quizá, se necesite más expansión informativa de ahora en adelante. León y sus reivindicaciones deben estar presentes en el mapa general de España. Que lo de tomar el asunto a chufla, como al Piyayo, ya no se sostiene en ninguno de los foros.
Y lo que son las cosas. En política se cambia de opinión como de chaqueta. Y si antes se decía no, luego se dice sí. Ocurrió en el Pleno del Palacio de los Guzmanes con algunos diputados del Partido Socialista (los que mandan), quienes, tiempo atrás, defendían con uñas y dientes que Castilla y León era un ente indisoluble, y que la hipotética autonomía leonesa al margen de Valladolid era poco menos que una quimera. Pero cambió el cuento.
Al primero que le han roto un canino ha sido a Tudanca, el mortecino secretario autonómico del PSOE, que no ha hecho más que poner palos en la ruedas en cuanto a las aspiraciones autonomistas de la mayoría de los leoneses. A la ocasión que se le presentaba salía por peteneras. Ni se sonrojaba en contradecir al alcalde de León y en su presencia cuando se le preguntaba por el asunto. Que tiene bemoles. Ahora, el miércoles, ha probado de su propia medicina, porque su homólogo provincial, Javier Alfonso Cendón, le ha vuelto a pasar por encima. Le ha comido la merienda sin despeinarse. Y dentro de poco el desayuno.
Con la moción aprobada el PSOE ha matado dos pájaros de un tiro. Por un lado ha arrumbado aún más a Tudanca con el objetivo de hacerle fosfatina, y, por el otro, congraciarse –o al menos intentarlo– con el electorado afín, que no entendía la postura del partido cuando de apostar por León se trataba. Y la jugada les ha salido redonda. ¿Reminiscencias sanchistas por aquello del cambio de parecer?, es posible. Sin embargo se ha dado el paso. Y a ver qué tienen que reprocharle al regidor José Antonio Diez, que fuera el primero en posicionarse a favor de León, con firmeza y sin complejos.
Por el contrario –y digan lo que digan quienes llevan las riendas de la organización– el Partido Popular sigue, en este asunto, como pollo sin cabeza. Eso del ‘leonesismo útil’ no lo entiende nadie. Ni siquiera ellos mismos. Es como llamar a un lado a alguien y no decirle nada. El PP leonés se empeña en seguir sobre esa vía muerta, que sólo le conduce a una pérdida de adhesiones alarmante. En principio quedan menos de dos años para unas nuevas elecciones autonómicas y a ver cómo ‘venden’, cuando llegue la hora, su apego a la tierra y sus bondades. Entre la UPL y el PSOE los pueden machacar. Y por ahí irán los tiros de unos y otros. Con la fácil que lo tenían y lo mal que lo han hecho después.