Javier Callado 2025

León y las fiestas históricas

22/08/2024
 Actualizado a 22/08/2024
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Hay quien ve en la proliferación de fiestas históricas un adocenamiento festivo, porque se repiten trajes, mercadillos, decoración callejera y hasta participantes. Se repiten las empresas que acuden a estas convocatorias y las críticas se desatan. Me pregunto si habría otra forma de hacerlas. A mí no se me ocurre y, mientras no haya una alternativa, no seré yo quien las censure. 

Creo que no existe más forma de hacerlas que recurriendo a empresas especializadas en lo que ya llega a ser un sector económico. Pedir personalización para que se diferencie el aspecto de unas ferias y otras debe partir del ayuntamiento contratante. Todo se reduce a los banderines y ciertos detalles en el aspecto de los puestos ya que, durante gran parte de la historia, la gente humilde ha vestido de manera muy similar. Eran los aristócratas y ricos hombres quienes se podían permitir marcar pautas de moda. No es que las ferias sean iguales, es que los humildes se parecían mucho.

Por otra parte, las ferias medievales/romanas/celtas/etc son un éxito. Están llenas de gente paseando, consumiendo y participando. Por tanto, la idea funciona y el éxito es atribuible al ayuntamiento organizador y a la empresa. Le pese a quien le pese, obras son amores y no buenas razones. El resto de consideraciones, respetables todas, parecen lágrimas de cocodrilo. Por otro lado, la proliferación de fiestas históricas levanta la curiosidad de la mayoría de la población, que ni sabe de historia, ni quiere saber. A través de la celebración sobre un hecho histórico en el que su pueblo o ciudad se vio involucrado, se divulgan unas nociones sobre historia. Puede que sean inexactas, incompletas, tergiversadas y, seguramente, imperfectas, pero cuando la opción a eso es la nada, todo es positivo. 

A través de estas fiestas nace la inquietud de algún chaval por saber algo más; crecen grupos que llevan el disfraz y equipo a categoría de especialización; cobran importancia caserones, castillos y palacios que antes pasaban desapercibidos. Donde solo había una paramera intelectual sobre historia, germinan conocimientos en distinto grado de madurez y fiabilidad. Por eso, las fiestas históricas: cuantas más, mejor.

No pasa desapercibido que, donde la población se implica, la fiesta cobra brillantez. Las fiestas de astures y romanos de Astorga, las del Passo Honroso de Hospital de Órbigo, la Noche Templaria de Ponferrada, la fiesta del tren de Toral de los Vados, o la de San Froilán en León, entre otras, ocupan el centro del calendario festivo historicista. Que la gente se quiera envolver en su historia es una expresión más de identidad y de orgullo colectivo.

 

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