Últimamente se oye que hay que bajar mucho los impuestos y cotizaciones. Esta cuestión puede analizarse desde las ideologías, pero también desde una óptica territorial leonesa.
Comenzaremos diciendo que la mayor partida de gasto público se destina a las pensiones. De los 680.000 millones de gasto público en España en 2023, 200.000 –redondos– son para pagar las pensiones de la Seguridad Social, 29,5% del total. Cualquier reducción importante de ingresos públicos se traducirá en la eliminación de pagas extra de los jubilados o en reducciones de su paga.
Por esta razón asombra que algunos de los más de 10 millones de pensionistas puedan apoyar a opciones que pretenden la reducción de las cotizaciones sociales. Mucho menos se comprende que alguno de los 140.000 pensionistas de León, o sus parejas, puedan sustentar a esos partidos que apoyan que les bajen la pensión.
Las bajadas gruesas de impuestos afectarían, además, a las otras grandes partidas de gasto. Tras las pensiones de la Seguridad Social, la siguiente en cuantía es la sanidad, con unos 105.000 millones, de los que la cuarta parte se dedica a medicamentos y productos sanitarios. Cualquier recorte fuerte del gasto público, aplicado para compensar una rebaja de impuestos, supondría pasar al copago de medicamentos, es decir, que quienes no pagan por los medicamentos pasasen a pagar una parte. El resto pagarían más.
Igualmente se reduciría el número de médicos, lo que llevaría al colapso del sistema. Para entender por qué, hay que acudir al análisis de la producción. Un médico de cabecera trabaja en continuo con una agenda de citas diarias, sin apenas espacios libres. Cuando falta uno de estos profesionales y no se le suple, las citas se reparten, pero la capacidad de absorción de nuevos pacientes por otros médicos es casi inexistente. Apenas quedan huecos.
Cuando se dan casos como uno reciente, en que un centro tenía presentes 4 médicos de una plantilla total de 10, el sistema quiebra: hay pacientes que quedan sin atender, los retrasos se multiplican, las enfermedades se agravan y los médicos se van a otros trabajos. En otras especialidades, como la cirugía de prótesis de cadera y rodilla, por ejemplo, pasa lo mismo. Entonces aparecen nuevas suscripciones a seguros privados. El problema es que el salario medio anual en León es de unos 19.000 euros brutos y no permite esa alternativa.
La tercera partida de gasto público es la educación: 65.000 millones ¿hace falta explicar lo que pasaría si se recortan fuertemente los impuestos? ¿lo que sacrificaría la escuela rural? León genera ingresos lejos de aquí que no retornarán si bajan los impuestos.