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León, solo, junto, separado o acompañado

12/07/2024
 Actualizado a 12/07/2024
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| JOSÉ ÁLVAREZ GUERRA
| JOSÉ ÁLVAREZ GUERRA

Cal serpiente de verano, de nuevo estamos en el ‘candelabro’, como en su día dijo una vallisoletana conocida (lo de famosa es para otros). De nuevo surge el ‘León sólo’.

Y esta vez con bastante relevancia. Es más, juraría que con más que nunca, pues nos hemos visto en todos los medios de comunicación que se precien, de derecha, de izquierda y mediopensionista. Será que los tiempos han cambiado, pues esto raramente salía de nuestros lares.

Desde aquellos tiempos de Maricastaña, aunque, a veces, parece que fue ayer, cuando empezó a urdirse esto de las autonomías, cuando a Rodolfo Martín Villa se le ocurrió, yo diría que con buena intención, que para ser fuertes lo mejor era coser un buen montón de provincias para tener así la de mayor superficie, agarrándose además, y de aquella manera, a la historia del Reino de León, de Castilla y de todo eso, y hasta el día de hoy, todo ha cambiado.

Porque unas Autonomías, que nacieron a la sombra de la Constitución recién aprobada, y que aparecían para acercar la administración al administrado local, alejándose así de tener que ir a Madrid para cualquier cosa de alguna relevancia, se han convertido en pequeños subgobiernos en los que, en lugar de ir a la capital de España a resolver cualquier cosa, has de ir a la capital de la autonomía, más cercana, es verdad, pero a hacer lo mismo. Y así, pues tenemos un montón de gobiernos con Consellers, Consejeros o, como dicen en Asturias, Ministrines. Además de multileyes y multidecretos de lo mismo.

Es verdad que, desde el principio, algunas ya sabían a lo que iban, al autogobierno desligado del global del país y, además, por la vía rápida, a la que se apuntaron las de siempre y, vía referéndum, Andalucía, de suerte que aquello se convirtió, al menos durante algunos años, en una lucha entre las de primera y las demás, no para montar las ‘Autonomías’, sino las ‘Autonosuyas’.

Y, mientras tanto, desde el primer momento ya estábamos en el ‘León sólo’. Y con cierta razón que nada tiene que ver con el tamaño, y sí con una realidad: esta es una provincia con una parte muy asturiana y otra también muy gallega, además de otras intermedias que poco casan con lo que es lo castellano.

Añadámosles ahora la realidad económica. Por aquellos entonces, León tenía algo más del medio millón de habitantes, y Valladolid, más o menos, unos trescientos cincuenta mil. Hoy, León anda por lo 460.000 (y bajando), y Valladolid está, qué casualidad, en los 520.000 que tenía León.

En la villa y corte de la comunidad se ha instalado la mayor industria empleadora, la Junta de Castilla y León, mientras de León han desaparecido (también en parte por nuestra propia culpa) todas las grandes: aquí estaba El Centro de Telefónica del Noroeste, el de RENFE, de la Guardia Civil, Abelló, Antibióticos, Maestranza de Aviación (con 2.000 empleados, aparte de soldados), y, claro, la minería, que sufrió una voladura controlada, a la que contribuyó con mucha miopía, todo el sector, desde los empresarios a los trabajadores, pasando por las instituciones locales. Añadamos a las desaparecidas otro buen grupo, mayor del que creemos, que se han instalado en Valladolid, por aquello de que «el que está al lado de la vaca, es el que la ordeña».

Entre todos la mataron y ella sola se murió. 

Así que, visto lo visto, más bien parece que, mejor salir de ahí.

Queda saber con quién. 

En Zamora y Salamanca, la verdad es que, por lo que personalmente he detectado, pues amigos tengo en ambas provincias, de mucho espíritu leonesista no gozan, si bien es verdad que tienen un enemigo común para coser el traje: Valladolid lo más lejos posible. Pero no parece eso suficiente, sobre todo, porque, en el fondo, sospechan que saldrían de Guatemala, Valladolid, para entrar en Guatepeor, León (aunque nos creamos que no sería así).

Y claro, también hay quién propone Asturias, gente estupenda, con la que hemos estado a partir un piñón (no en vano Valencia de Don Juan era Valencia de O), nos hemos bañado en Gijón (con un chaquetina, según ellos), y nos lo hemos pasado en grande. Pero Asturias, que no vive sus mejores momentos, aquellos de Hunosa o Ensidesa, tiene una población que casi triplica la nuestra, lo que genera una situación muy desequilibrada, que, por mucho que nos empeñemos, terminaría dejándonos muy al margen en la toma de decisiones.

Y me viene a la memoria algo que yo viví hace un montón de años, cuando era jovenzuelo y deportista. Por entonces jugaba al tenis y, además, por esas cosas de juventud, hasta era jugador federado y miembro de la Federación, que entonces era… la Federación Asturleonesa de Tenis. Más o menos lo que podría ser una federación autonómicamente, pero a pequeñita escala. Y fue muy significativo y esclarecedor.

Por entonces el tenis tenía una implantación muy inferior a la de hoy día y había que promocionarlo, así que, en una de nuestras reuniones que, recuerdo, se celebró en Oviedo, el presiente planteó que se había estudiado hacer unos cursos para colegios y municipios y así darlo a conocer y popularizarlo. Para ello se «había hablado con los mejores profesionales de Asturias…». En ese momento, y evidentemente no antes, el presidente se dio cuenta que además de Asturias, estaba León. Después de tres segundos de gélido silencio, añadió «… y de León». Siguió la exposición contando que «también se había hablado con el Club Tenis de Oviedo y el Grupo Covadonga de Gijón…». Otros tres segundos más de silencio y añadió «…y se hablará, claro, también, con los de León». Y es que ni se lo habían planteado.

Bueno, ya se puede suponer el lector el final de la historia. Hubo cursos en Asturias, hubo exhibiciones en Asturias, y, por supuesto, nada en León. De aquello nunca más se supo. 

Y eso es lo que pasaría probablemente en una autonomía conjunta, lo siento.

Así que, mejor León sólo, aunque, vaya por Dios, ya alguien ha apuntado que, entonces, el Bierzo habría de constituirse como provincia, cosa por otro lado con cierta lógica histórica, ya que Villafranca del Bierzo lo fue en su día, y, si allá por 1917 Cistierna se declaró (durante 48 horas), República Independiente, porqué el Bierzo no ha de ser una provincia.

No hemos empezado y ya estamos enredando. 

Además de que, hoy, ahora, todo esto tiene un cierto tufillo interesado y lejos de realmente tratar de llevarlo adelante.

Por eso, y por si fuera necesario elegir, y aunque esto se empieza a parecer al día de la marmota, pues León sólo, M’an que truene. 

 

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