La ley de entenderse

15/10/2024
 Actualizado a 15/10/2024
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Hay frases seguidas con sus puntos y sus comas poblando libros del absurdo y otras que aún no han sido escritas o que no necesitan de letras para cobrar importancia. Y, es que, no existe solo un lenguaje como herramienta para entenderse, ni el valor de uno es superior a otro, aunque estemos acostumbrados a que lo que se sella con tinta es ley y lo que se pronuncia desde el arpa de las cuerdas vocales, es etéreo. Lo que es ley y derecho es entenderse y ponerlo todo para hacerlo. No intentarlo al menos, y ser consciente, además, de que no se hace, entra dentro de lo ilegal. En Ponferrada Anais quiere entender y que la entiendan. La escucha se le ha negado, pero se ha esforzado en conocer otro lenguaje, el de signos, para poder hacer frente a los estudios de secundaria que cursa. Tiene una media de sobresaliente sin oídos. Pero, cada día para ella es pelear al mil por mil para conseguir llegar donde otros, con el cien, van sobrados.  Y ahora ve que no solo de ella depende esa batalla. Si nadie traduce a su lenguaje lo que ella debe aprender, el mensaje se queda en el limbo. Su traductora no está en todas sus clases. Alguien ha considerado que llega con algunas. Una deducción que se desparrama al escribirla con esa tinta que es ley. Anais solo quiere estudiar, y sus padres que lo haga. Pero para ella no es tan fácil, y el camino se empina cuando alguien hace consideraciones que dejan en la estacada un verbo que debe encabezar el comunicarse: pensar. No puede ser tan difícil entender que Anais no escucha, que necesita a alguien que traduzca lo que sus profesores no pueden comunicarle, porque tampoco saben cómo hacerlo. Pero la tijera puede más y diez horas lectivas menos de personal especial suman en alguna parte que para alguien tiene más peso. Para ella es una resta que la deja en la estacada. Con 13 años sabe sentir impotencia y frustración. Eso se lo ha enseñado la administración sin traductores. Y sus padres buscan empatía. Han sacado las uñas y dicen que no las volverán a amansar hasta que Anais no tenga lo que marca el papel, y es ley, el derecho a aprender. Ella no pide de más, solo que le ayuden a entender y en esa batalla vamos todos a su lado, porque como ella, tampoco lo entendemos. 

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