Si se abren bibliotecas,
como la de Lillo,
el mundo no se acaba.
Algún día,
los libros desaparecerán
o arderán más allá
de la pesadilla de Bradbury.
Pero mientras tanto,
mientras queden ojos
y manos que los indulten
y los cuiden,
la esperanza pervivirá.
Como una oropéndola
en medio de los escombros.
Aunque sea en un pequeño
pueblo leonés.

Los libros de Lillo
15/03/2025
Actualizado a
15/03/2025
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