21/12/2024
 Actualizado a 21/12/2024
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Suerte,
caprichosa y pueril,
nunca te invoco,
pero consentidme,
brindadme el placer de desearla,
sin orden ni concierto,
a herejes y leprosos,
a islas y poetas,
a los pájaros en la nieve,
a los jóvenes honestos
y las chicas que los aman,
y especialmente
al niño que fui,
que debe mirarme
y soñarme aún 
con infinito asombro.

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