29/05/2024
 Actualizado a 29/05/2024
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En psicología comportamental premiar a alguien después de que ese individuo haya realizado una acción concreta se entiende como un refuerzo positivo de la conducta. Esto significa que se propicia el que ese sujeto vuelva a conducirse de la misma forma (consciente o inconscientemente) al objeto de recibir otro premio. Otra derivada sería la percepción del sujeto de que su comportamiento ha sido adecuado a lo que se espera de él, motivo por el que ha recibido la recompensa. A este respecto les recomiendo que lean a Skinner, un autor fascinante. 

Al hilo de lo anterior y como se pueden imaginar, lo contrario del refuerzo positivo es el castigo. Normalmente, el castigo no sólo crea un ambiente peor, sino que se ha probado como menos eficaz a medio y largo plazo. 

Hoy España ha reconocido a Palestina como Estado, un hecho más simbólico que determinante a efectos prácticos. Algunas voces se alzan en contra de lo que denominan un premio a Hamás tras la execrable matanza que el grupo perpetró el pasado 7 de octubre. Otros sectores lo aplauden después de contemplar la violencia desatada sobre Gaza, en concreto sobre niños y mujeres que sólo pretendían sobrevivir mientras su propio ejército, escondido bajo tierra, retenía (y retiene) a los rehenes del 7 de octubre. Ambos horrores están basados en datos objetivos y sobradamente documentados, aunque de los ataques del 7 de octubre se ha difundido mucho menos y en la sociedad en que vivimos, gobernada por la información y el poder de la narrativa, quien más y mejor ‘enseña’ se alza con más corazones conmovidos y más afiliados a su causa. 

En todo caso, el reconocimiento de Palestina como Estado podría, en mi opinión, tener efectos beneficiosos a largo plazo. Entre ellos estaría una nueva generación de seres humanos sin rencor y con esperanza de todo, y digo de todo porque los niños se merecen poder soñar grande y tener la posibilidad de lograrlo, aunque sea ínfima, independientemente de su nacionalidad, religión o clase social. Ya la propia adultez aporta grandes dosis de frustración. 

Como digo, este reconocimiento, la apuesta por la convivencia y el casi simultáneo señalamiento por parte de La Corte Penal Internacional de los líderes que han llevado a esta situación, en la que lo de menos es la población civil o los propios rehenes, me parece algo justo con un matiz, y el matiz es grande. No se debe premiar a quien ha sembrado la violencia, ha matado, decapitado y violado. No se debería reconocer a ese gobierno, no ahora. 

Al igual que es preciso condenar la guerra sostenida, la masacre continua y televisada de niños inocentes a tenor y como efecto del comportamiento de su gobierno, es muy optimista aplicar un criterio de refuerzo positivo de forma inmediata a un acto terrorista. Si lo que se busca es una política de paz, no tanto el reconocimiento, como el momento en que se está haciendo, sería un error. Si, por el contrario, no creemos que este reconocimiento, en este momento, vaya a operar como refuerzo positivo a Hamás sino como castigo para Israel, un Estado en el que muchos están en desacuerdo con las políticas de Netanyahu, el error sería doble. 

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